Angélique Kidjo: siguiendo su impronta
Julio, 2023
Cantante y compositora originaria de Benin, Angélique Kidjo es una de las más importantes artistas de la música global actual, una fuerza creativa con más de una docena de álbumes a su nombre. Quienes han sido testigos de sus actuaciones, por otra parte, coinciden en que la voz y los recursos artísticos la colocan como alguien excepcional. En su revisión de los sonidos africanos, Constanza Ordaz se detiene en esta artista única, “la principal diva de África” (como la llamó la revista Time.)
Una voz moderna
Por ventura, México ya ha disfrutado de la presencia de Angélique Kidjo en varios de los más importantes escenarios del país. Quienes han sido testigos de sus actuaciones, coinciden en que la voz y los recursos artísticos de esta cantante, la definen como una artista excepcional. Única.
Su carrera ha sido meteórica porque son grandes las pretensiones culturales de Kidjo; hoy, con la prueba de su encanto y su palabra, es identificada como una voz moderna y como expresión versátil del sentimiento africano y de Benin. Su proceso es invicto, indiscutible, según nos lo explica el libro: La música es el arma del futuro (Fifty Years of African Popular Music, de Frank Tenaille, Editorial Lawrence Books, Chicago, 2002).
Una artista hija de artistas
Angélique Kidjo es la cantante africana que mayor éxito internacional ha logrado desde el encumbramiento de Miriam Makeba en los años sesenta.
Kidjo refleja una nueva elite de mujeres cultas y emprendedoras, aunque su espíritu independiente no le ha impedido diluir su música para el consumo occidental.
Nacida en Benin en 1960, el trabajo de su madre en la Troupe théâtrale Et Folklorique Du Benin fascinó a la joven Angélique que “le hacía preguntas para saber más. ¿Por qué este ritmo es distinto del otro? ¿Por qué no se pueden bailar ambos de la misma manera? ¿Por qué, por qué, por qué? Me apodaron Quién y Por qué cuando era niña”.
Los empeños universales de la Kidjo
Su curiosidad no se limitó a la cultura tradicional: improvisaba sus propias letras en fon —una de las lenguas del país— con melodías de James Brown y los Beatles, a los 23 años; su búsqueda musical la llevó a París, donde amplió su técnica vocal con estudios de blues y jazz (Angélique habla fon, francés, yoruba, inglés y zilin, este último idioma tradicional de Benin).
Luego, llamó la atención de la compañía discográfica londinense Mango, para la que grabó en 1989 su primer álbum, Parakou, que revelaba una voz poderosa y dramática, contrarrestada por una percusión imaginativa y ecléctica. Las ventas fueron mínimas, pero sus trabajos siguientes, Logozo y Ayé, atrajeron a un público amplio y diverso, especialmente en Francia.
Con una fuerza creativa imparable, Kidjo tiene hoy más de una docena de álbumes a su nombre, como Fifa (1996), Oremi (1998), Black Ivory Soul (2002), Oyaya (2004), Djin Djin (2007) o Mother Nature (2021).
Sus actuaciones dinámicas y profesionales, combinadas con una imagen imponente de cabeza rapada y un pico de oro, han extendido su fama, aunque sólo a base de la adopción de un sonido funky formulista. Pero Kidjo es impenitente: “No voy a tocar tambores tradicionales y a vestirme como los bosquimanos” (pueblos indígenas ubicados en el sur de África).
Cierre y consolidación
Con la muerte de Miriam Makeba se cerró un ciclo pionero de las cantantes africanas más talentosas, dispuestas a obtener un espacio para manifestar su talento y desarrollar su canto. Con la actual marcha internacional de Angélique Kidjo, se define la consolidación de esa gran energía artística continental, capaz de dejar su profunda impronta y de desplegar su influencia en la música de todos los lugares del mundo.