Febrero, 2023
El New York Times la definió como “uno de los grandes nombres en la ciencia climática”. Nacida en 1958, Naomi Oreskes es historiadora de la ciencia de nacionalidad estadounidense. Tras quince años como profesora de Historia y Estudios de la Ciencia en la Universidad de California, se convirtió en profesora de Historia de la Ciencia y profesora asociada de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Harvard en 2013. Ha participado en estudios de geofísica y ha escrito sobre todo tipo de asuntos ambientales, como el calentamiento global. Su ensayo “Más allá de la torre de marfil”, publicado en 2004 en la revista Science, fue un hito en la lucha contra el negacionismo sobre el calentamiento global. La científica e historiadora estadounidense es una de las autoras del estudio que recientemente ha desvelado cómo la petrolera Exxon sabía desde los años setenta cuánto riesgo suponía para el clima los combustibles fósiles. Eduardo Robaina ha conversado con ella.
Estamos en un momento en el que la desinformación, el retardismo y el negacionismo climático están en alza. Y no es casualidad que coincida con una época donde la evidencia sobre el cambio climático es más clara que nunca. Pocas personas saben más sobre ello que Naomi Oreskes, catedrática Henry Charles Lea de Historia de la Ciencia y profesora afiliada de Ciencias de la Tierra y Planetarias en la Universidad de Harvard.
La científica e historiadora estadounidense lleva décadas luchando por destapar y señalar a quienes buscan retrasar la acción climática. Entre sus muchos libros publicados, uno de los más recordados es Mercaderes de la duda (Capitán Swing, 2018), coescrito junto al historiador de la NASA Erik M. Conway. En él, ambos especialistas señalan la labor de muchos académicos y políticos por desafiar el consenso científico sobre el cambio climático y otros muchos temas de actualidad. Ahora, los dos vuelven a escribir conjuntamente un nuevo libro que verá la luz (en inglés) este mes: El gran mito: cómo las empresas estadounidenses nos enseñaron a odiar al gobierno y amar el libre mercado.
Y si hay una empresa que representa todo contra lo que ha luchado Naomi Oreskes esa es ExxonMobil. En un estudio publicado recientemente, Oreskes y los investigadores Geoffrey Supran y Stefan Rahmstorf revelan cómo la petrolera estadounidense sabía «con una precisión asombrosa» cómo afectaría el calentamiento global al planeta desde los años setenta. Hablamos con ella sobre estos hallazgos.
—En 2015, una investigación periodística de Inside Climate News desvelaba que Exxon conocía la gravedad del calentamiento global y las estrategias empleadas para engañar. Años después, Geoffrey Supran y usted analizaron la documentación existente y confirmaron la historia. Ahora, junto al oceanógrafo Stefan Rahmstorf, publican un nuevo estudio en esta línea. ¿Qué aporta nuevo?
—Este documento es la primera evaluación sistemática de las proyecciones climáticas de la industria de los combustibles fósiles. Entre 1977 y 2003, los científicos de Exxon modelaron y predijeron el calentamiento global con una habilidad y precisión impresionantes. Pero en público, la empresa pasó décadas negando esa misma ciencia climática.
“En concreto, hemos cotejado todas las proyecciones disponibles sobre el calentamiento global comunicadas por científicos de Exxon (y ExxonMobil Corp) entre 1977 y 2003. Esto nos permite, por primera vez, cifrar lo que Exxon sabía: que la quema de combustibles fósiles iba a calentar el planeta 0,20 ± 0,04 °C cada década.
“Comprobamos estadísticamente el rendimiento de todas las predicciones climáticas de Exxon utilizando técnicas estadísticas establecidas del IPCC [Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático] para comparar las proyecciones con la realidad, tal y como se refleja en las mediciones históricas de temperatura.
“Comprobamos que la mayoría de las proyecciones de Exxon pronostican con exactitud un calentamiento coherente con las observaciones posteriores (63-83 %, según la métrica utilizada). Sus proyecciones también eran coherentes con las de modelos académicos y gubernamentales independientes, y al menos tan acertadas como éstas.
“También utilizamos otros análisis empíricos para demostrar que Exxon y ExxonMobil Corp. rechazaron correctamente la perspectiva de una próxima glaciación, que predijeron con exactitud cuándo sería detectable por primera vez el calentamiento global causado por el ser humano, y que estimaron razonablemente el presupuesto de carbono para mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C.
“Por último, demostramos que, en cada uno de estos puntos, las posteriores declaraciones públicas de la empresa contradecían sus propios datos.
“Durante muchos años, me han preguntado qué más da que ExxonMobil y sus aliados desinformaran adrede sobre los datos científicos respecto al cambio climático de los que disponían. Este nuevo artículo ayuda a responder a esa pregunta. En él, mostramos que ExxonMobil tenía un conocimiento muy matizado y sofisticado de lo que el aumento de dióxido de carbono atmosférico —de la quema de su producto— probablemente haría al sistema climático. Pero ese conocimiento se desvaneció durante las décadas de propaganda y desinformación que siguieron. No sólo sabían vagamente ‘algo’ sobre el calentamiento global hace décadas, sino que sabían tanto como los científicos académicos y gubernamentales independientes”.
—En todos estos años, ¿han podido hablar —oficial o extraoficialmente— con alguien de Exxon?
—Hemos hablado con Marty Hoffert, uno de los científicos que realizó el trabajo analizado en nuestro nuevo estudio. Marty y yo testificamos en el Congreso sobre esta historia.
—¿Cómo ha sido el proceso de trabajar con toda esta información? ¿Ha habido presiones o problemas?
—Sabemos por experiencia que ExxonMobil negará nuestros hallazgos y es muy posible que contrate a otros académicos para que traten de criticarlos. Por lo tanto, tenemos que tratar de asegurarnos de que nuestro trabajo sea completamente a prueba de balas, o por lo menos tanto como sea posible. Por supuesto, como académico, uno siempre quiere que su trabajo sea correcto, pero esto añade un nivel extra de escrutinio que hace que el trabajo tarde más en completarse.
—A pesar de los conocimientos que tenían sobre el calentamiento global, Exxon puso en marcha toda su maquinaria para desacreditar la ciencia del clima. Durante todos esos años, ¿nadie cuestionó lo que estaban haciendo?
—Sí, por supuesto. Muchos científicos y algunos periodistas lo hicieron. Vale la pena revisar los primeros libros de gente como el científico del clima Steve Schneider o el del periodista Ross Gelbspan.
“Nada de esto fue nunca un secreto, pero mucha gente no le prestó atención o no se lo tomó en serio”.
—A nivel de medios, el estudio ha tenido mucha repercusión, pero ¿cree que tendrá alguna repercusión jurídica o política?
—Demasiado pronto para saberlo. Como dicen los franceses: qui vivra verra [quien viva verá].
—Estamos en 2023. La crisis climática es incuestionable y es imperativo abandonar los combustibles fósiles. Si usted fuera la nueva directora general de Exxon, ¿qué haría con la empresa?
—Yo empezaría a planificar una transición ordenada para convertirme en otro tipo de empresa energética. Pero eso va a ser difícil para ellos, porque básicamente sólo saben hacer una cosa: encontrar, perforar y desarrollar reservas de petróleo y gas. Ese es su dilema existencial.
“Dicho esto, otras empresas han cambiado. Es mucho más pequeña, pero la empresa eólica danesa Oested es un buen modelo. Antes era una empresa de gas. Ahora es una de las empresas eólicas con más éxito del mundo”.
—¿Qué llevaría a un gigante petrolero como Exxon a enviar a sus científicos a investigar sobre el calentamiento global en los años setenta?
—No es un misterio. Sabían que el cambio climático representaba una amenaza existencial potencial para su negocio, así que querían entenderlo. Lamentablemente, en lugar de utilizar esa comprensión para desarrollar un modelo de negocio alternativo, siguieron el camino de la desinformación y la obstrucción.
—No sólo Exxon. Habrá muchas empresas que se dediquen activamente a obstruir cualquier acción y política climática. ¿Tiene ejemplos de ello?
—Sí. Otros han trabajado en ello. Por ejemplo, está el trabajo reciente sobre Total. Está la campaña #TotalKnew (Total sabía), basada en un estudio de 2021 publicado en Science.
—Exxon, Total, y otras tantas empresas son claros ejemplos de retardistas climáticos. Junto con el negacionismo —que en 2022 y 2023 parece haber vuelto con fuerza— son el mayor peligro para combatir la crisis climática. ¿Cómo podemos hacerles frente? ¿Qué estrategias debemos adoptar?
—Creo que el mayor riesgo ahora es aceptar el lavado de cara verde de las empresas, que dicen estar contribuyendo a soluciones reales cuando no es así, y apuestan por tecnologías no probadas o inútiles que desvían la atención del reto principal, que es la rápida transición a energías renovables.
—¿Y cómo se le hace frente al lavado verde? Viene de todos lados —política, empresas, individuos— y muchas veces es tan sutil que acaba permeando en la sociedad y en los propios expertos (un ejemplo es la neutralidad climática o las captura de carbono).
—El nuevo proyecto en el que estamos trabajando, sobre desinformación en las redes sociales, identificará los principales temas del lavado verde y estudiará cómo identificarlo y denunciarlo como tal.
—La publicación del estudio sobre Exxon se produjo en los mismos días que Greta Thunberg y otros activistas eran detenidos por protestar contra una mina de carbón. Mina del combustible fósil más dañino para el clima y activistas detenidos. Y estamos en 2023. ¿Qué opina?
—No está entre mis planes ser detenida, pero entiendo su frustración.