Noviembre, 2022
En la siguiente crónica, su autor, al tiempo que exhibe su escaso dominio de las nuevas tecnologías, nos muestra cómo una joven profesora (estudiante aún de la carrera de Biología) comparte su experiencia en el manejo de las plataformas digitales de contenido, donde todo precisa ser “divertido”, “entretenido”, “interesante” y “breve”: un ejemplo de lo que se puede hacer para compartir el conocimiento empleando —con imaginación y talento— nada más que la cámara de un teléfono celular y una conexión a internet.
QUERÉTARO, Qro.
No hay ni siquiera un poquito de malicia en su expresión. Al contrario: la voz suave y aguda de la profesora Fernanda expresa alegría. Y aunque el cubrebocas que lleva me impide corroborar mi sospecha, en su mirada adivino una amigable sonrisa cuando al terminar su clase me dice: “Estaba muy nerviosa, nunca había dado una clase en la que hubiera una persona tan grande”.
Desde luego que no es la primera vez que mis cuarenta y tantos años son puestos en su lugar tan rápido. Así que el comentario me resulta muy divertido —como casi siempre— y aprovecho para hacer una tonta broma. La profesora Fernanda ríe por cortesía y enseguida pide mi opinión de su clase. Le respondo con la verdad: que me gustó mucho lo que vimos, que preparó muy bien la primera sesión del taller y que había utilizado un montón de expresiones que yo no conocía en el contexto de la comunicación de la ciencia: scroll infinito, algoritmos, aro de luz y estabilizador para el celular, música pegajosa, interacción a partir de likes y dislikes, “comentarios”, “compartir” y “guardar”.
Pero, hasta ahora me lo pregunto, ¿qué es lo que esperaba cuando me inscribí al taller de “Divulgación en vertical para redes sociales”, a cargo de María Fernanda Félix Huergo, estudiante de noveno semestre de la carrera de Biología en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro? ¿Acaso la palabra “vertical” no me decía ya que la herramienta central sería la cámara de video de un teléfono celular y que más temprano que tarde, en algún momento de las dos sesiones del taller, tendría que crear mi propio contenido para “aprobar” el curso?
Pues sí, lo sabía muy bien. Pero los casi 25 años de hacer periodismo científico en medios impresos me paralizaron frente al nuevo medio. ¡Qué horror grabarme con mi teléfono celular para luego subir el resultado a la web! No, señor. Eso no sucedería. Por más miedo que me diera que la profesora Fernanda me enviara a casa con una nota en mi cuaderno dándoles el reporte de mi irresponsabilidad a mis padres o tutores. Está claro que los traumas de la infancia se niegan a irse.
Para reparar un poco el no haber entregado la tarea, es que estoy escribiendo este texto. Para eso y para contar que el taller de la profesora Fernanda fue apenas una de las variadas actividades que la Sociedad de Alumnos de Biología organizó como parte de su XXXII Semana Cultural, que se realizó en el Centro de Negocios UAQ-Juriquilla a finales de septiembre pasado, en la capital queretana.
Divertido, entretenido, interesante y breve
Pero volvamos al punto. Debo aceptar que mis cuarenta y cinco años, en efecto, no me habían preparado para reconocer que si bien los videos en vertical han existido desde hace más de una década —como nos explicó la profesora Fernanda en el taller—, no fue sino hasta hace poco que se convirtieron en una de las principales manera de crear contenidos audiovisuales en Internet gracias a plataformas como Vine, Musically, Instagram, YouTube, pero, sobre todo, gracias a esa herramienta digital que los chinos llaman Douyin y que nosotros conocemos como TikTok.
Sobra decir que la mayoría de quienes participaron en el taller son muy jóvenes. Natalia y Daniela, por ejemplo, cursan los primeros semestres de Biología. Diego y Tere aspiran a graduarse pronto, lo mismo que Vanessa. Incluso Brenda, quien ya se graduó y hasta fue maestra de algunos de ellos, es una jovencita. Y aunque no supe si Alizon también estudia Biología, lo que sí sé es que no tendrá problemas en titularse porque es muy aplicada. Muy pronto queda claro, pues, que por su juventud ellas y Diego saben mucho más que yo de tiktoks y reels y shorts. Así que al principio me siento como un pangolín en medio de la noche: solitario y temeroso.
No obstante, poco a poco se va haciendo de día porque la profesora Fernanda nos muestra algunos videos verticales divertidos, entretenidos, interesantes y muy breves, un ejemplo de lo que se puede hacer para compartir el conocimiento empleando —con imaginación y talento— nada más que la cámara de un teléfono celular y una conexión a internet.
Eso sí, en la divulgación en vertical las palabras centrales son, precisamente, “divertido”, “entretenido”, “interesante” y “breve”: tal como quisieran todos los estudiantes del mundo que fueran siempre sus clases. El resto de los artefactos para crear videos de este tipo son añadidos, decoración, ornamentos, encaje: un micrófono externo, un aro de luz, una computadora con software de edición de video y un estabilizador para teléfonos móviles.
Asuntos de hechicería
Alguna vez el teórico de la comunicación Marshall McLuhan dijo que entre mayor haya sido el contacto de una persona con una tecnología anterior, menores serán sus posibilidades de usar y comprender las nuevas tecnologías. Por eso, mientras a los más jóvenes les resulta algo común la viralidad que alcanzan algunos reels de Instagram, shorts de YouTube y tiktoks, para “personas tan grandes” como yo se vuelve un fenómeno casi mágico, inexplicable.
Lo bueno es que en el camino uno puede encontrar personas como Fernanda, dispuestas a compartir lo que han aprendido. Gracias a ella mi di cuenta de que si bien puedo seguir creyendo que muchos videos se hacen virales por asuntos de hechicería (me consuela saber que el escritor colombiano Gabriel García Márquez contaba que su abuelita se negaba a desvestirse para dormir mientras la radio estuviera encendida porque pensaba que el locutor estaba dentro de la casa), la verdad es que hacer videos verticales no es tan difícil. Entre otras cosas, sólo hay que tomar en cuenta las siguientes recomendaciones de la profesora Fernanda:
⠀⠀⠀• La extensión de los videos debe ser reducida (muy reducida, en realidad: de 15 a 30 segundo; los videos verticales de uno, tres o diez minutos ya son muy largos).
⠀⠀⠀• El contenido tiene que ser (sí o sí) llamativo.
⠀⠀⠀• Debe emplearse un lenguaje cotidiano, coloquial, claro.
⠀⠀⠀• Resulta esencial utilizar adecuadamente elementos visuales, musicales y de movimiento.
⠀⠀⠀• Es importante se flexibles ante las tendencias en la red; es decir, ser oportunistas y valernos de esas tendencias para que nuestro video se integre a la ola que han creado.
Manos a la obra
No debemos olvidar que, dado que Instagram, YouTube, TikTok, etcétera, muestran contenido “infinito”, al crear un video es necesario preguntarse siempre: ¿por qué alguien se detendría a mirar nuestro video si tiene millones de posibilidades a su disposición? Así que, con esta pregunta en mente, es momento de responderla con imaginación poniendo manos a la obra y planeando (sí, en efecto, planeando) el contenido.
⠀⠀⠀1. Es fundamental conocer cómo funciona la plataforma que emplearemos para subir nuestro contenido (sus algoritmos, sus tendencias, sus tipos de audiencias, sus horarios de mayor demanda, etcétera).
⠀⠀⠀2. No hay modo de evitarlo: hay que sentarse a meditar y convocar a la inspiración hasta que aparezcan los temas de los que hablaremos en nuestros videos de divulgación en vertical (previo a este proceso resulta útil mirar videos, conocer a la audiencia a la que va dirigido el contenido y observar las tendencias en la web).
⠀⠀⠀3. Apuntar todas (y repito: todas) las ideas que nos lleguen sobre lo que pensamos hacer (y lo que no). Nunca debe pasarse por alto que en la divulgación en vertical todo, absolutamente todo es contenido en potencia. Luego, nada más hay que seleccionar la mejor idea.
⠀⠀⠀4. Investigar lo mejor posible el tema elegido.
⠀⠀⠀5. Elaborar un guión o esquema que nos señale cuadro por cuadro qué vamos a hacer, qué vamos a decir, qué se va a mostrar, qué música emplearemos y de qué elementos nos vamos a valer para darle vida al video.
⠀⠀⠀6. Ahora sí, ha llegado la hora de grabar. Al hacerlo, es importante no olvidar las transiciones, ¿eh?
⠀⠀⠀7. El paso siguiente es la edición (la profesora Fernanda recomienda usar una aplicación gratuita llamada CapCut).
⠀⠀⠀8. El momento de la verdad ha llegado: hay que publicar el video. En este paso es importantísimo considerar el hashtag o etiqueta que emplearemos al compartirlo. En la mayoría de los casos, las etiquetas generales son mejores que las específicas porque nuestro probable auditorio se amplía. Si el tema es, por ejemplo, “metamorfosis”, en lugar de escribir #pupa o #metamorfosis, podemos usar #insectos o #biología o #ciencientiktok. Eso sí, la etiqueta que usemos debe ser fiel a nuestro contenido y no poner #moda o #deportes si el video es sobre “metamorfosis”.
⠀⠀⠀9. Análisis: para saber qué hicimos bien, qué salió mal y qué podemos hacer mejor en el próximo video.
⠀⠀⠀10. Si ya nos tomamos la molestia de crear contenido, hay que compartirlo en todas las plataformas posibles. Eso es lo que hace la profesora Fernanda, quien da consejos sobre estilo de vida, apps y tutoriales para jóvenes y estudiantes en TikTok, YouTube, Instagram y otras plataformas.