El imparable Ringo
Ingresó a The Beatles cuando despidieron a Pete Best. Dentro del frondoso cancionero de la banda, sólo tiene tres canciones firmadas con su nombre. Cuando el grupo se separó, inició una promisoria carrera en el cine. Tuvo serios problemas de adicciones, pero se recuperó y hoy se dedica a difundir “paz y amor”… Ah, y sigue grabando canciones. En efecto: Ringo Starr ha demostrado siempre una gran creatividad musical. Desde el rock clásico hasta el country, pasando el pop adulto hasta el rock ligero, su carrera es un apasionante camino lleno de fantásticos recovecos. Precisamente con nueva música publicada en este 2021, Sergio Raúl López conversó con él…
Una intuición cruzó la mente de sir Richard Starkey, a finales de octubre de 2019, justo al lanzar su álbum número 20 y el más reciente de estudio, What’s My Name (Roccabella West/Universal Music), que probablemente sería su último trabajo en disco compacto y que, en adelante, aún sin imaginar la aparición del virus SARS-CoV-2 ni la contingencia por la pandemia, sólo produciría canciones individuales.
Pese a que la crisis sanitaria, provocada por la covid-19, lo obligó a cancelar dos giras con agenda llena, el octogenario músico originario de Liverpool —81 años cumplidos el pasado 7 de julio—, más conocido por su nombre artístico, Ringo Starr, decidió un buen día en la playa que quería grabar un nuevo disco.
Sin embargo, debido a la compleja situación en la que había que acostumbrarse a las restricciones “por doquiera que fueras” y a que no deseaba seguir las complicaciones de producir un álbum completo —un disco con 10 temas es muy gozoso, pero al mismo tiempo es un trabajo serio, asegura—, concibió una grabación a la vieja usanza: un disco Extended Play (EP), con cuatro temas que acabarían por ser cinco, puesto que resulta mucho más sencillo de crear.
—Pensé en hacer cuatro temas, pegarle a la batería y pasar el rato con un grupo de músicos, y eso es lo que hice —comparte con una mirada de satisfacción, que se observa a través de sus sempiternos lentes de sol.
Un llamado para colaborar
Entre los Fab Four, es decir Los Beatles, Ringo Starr era el más alegre, sonriente y, por supuesto, quien mantuvo la amistad con el resto de los integrantes del grupo tras la separación y disputas legales, además de colaborar con ellos sin problemas, al grado de que sólo dos de sus discos, Ringo (1973) y Ringo’s Rotogravure (1976), tienen participaciones y composiciones del exitoso cuarteto. No es una sorpresa, por tanto, que para este nuevo proyecto Zoom In (Universal Music, 2021), cuente no sólo con Paul McCartney en los coros, sino con otros importantes músicos.
La producción incluye cinco temas. Uno es “Here’s to the night”, de Diane Warren, que le envió el tema en diciembre y luego consiguió algunos músicos para ayudar en los coros; Starr invitó a la otra mitad: Dave Grohl, Ben Harper, Joe Walsh, Sheryl Crow, Lenny Kravitz, Jenny Lewis, Chris Stapleton y una larga lista de amigos.
Para el tema “Zoom in, zoom out”, de Jeff Silbar, se hizo de los servicios de Robby Krieger, guitarrista de The Doors, “un gran ser humano”. Él tocó en su estudio y luego le envió el material, una práctica bastante común en estos días de cuarentena global, al grado que este año ha participado ya en unos cinco discos sin haber salido del cuarto de la batería.
En ese espacio, junto con el ingeniero Bruce Sugar, coescribió una canción de reggae, “Waiting for the tide to turn”, para la cual invitó a Tony Chen, quien fue guitarrista de Bob Marley y de The Wailers.
Otro importante compositor de la industria, Sam Hollander —con el que colaboró en su más reciente álbum—, escribió “Teach me to tango”, un rocanrol clásico en el que curiosamente faltaba un pequeño relleno de tambor para una parte de la pieza, producida en su estudio de Nueva York. Así que en los créditos Ringo aparece como vocalista y tamborilero de relleno. En un proyecto como éste, afirma emocionado, “puedes permitirte ese tipo de cosas”.
En los años sesenta, recuerda con nostalgia, los EP solían tener cuatro tracks; “los amaba y tengo miles de historias al respecto”. Sin embargo, al finalizar la reciente producción, el compositor y guitarrista Steve Lukather le envió un tema más, junto con su amigo Joseph Williams, la maqueta de “Not enough love in the world”, misma que le encantó, así que no le quedó otra opción que incluirla.
Al concebir el proyecto, Starr tomó una decisión: aunque él mismo sería el productor, el baterista y cantante, no tenía necesariamente que interpretar el resto de los instrumentos —cada uno de los músicos invitados podía hacerlo desde casa—, ni tampoco tenía por qué ser el autor o el coautor de los temas, por eso llamó a muchos amigos para solicitarles nuevas composiciones.
—Tuve mucha suerte de tener a esta gente y el privilegio de conocer cómo trabajan y tocan en sus estudios. ¡Y funcionó, fue fantástico! Creo que todos buscaban algo qué hacer —dice, y suelta una de sus carcajadas características.
El regreso de la All-Starr Band
El proyecto, además, sirve para reunir una nueva formación de su All-Starr Band, supergrupo formado a finales de los años ochenta y del que lanzó una edición para coleccionistas en un libro de pasta dura titulado Ringo Rocks: 30 Years of the All Starrs, 1989-2019 (Juliens Auctions). En esta grabación incluyó al bajista Nathan East, al guitarrista Steve Lukather, a Bruce Sugar en la guitarra de sintetizador, al pianista Benmont Tench, al violinista Charlie Bisharat, al chelista Jacob Braun y a Jim Cox en los arreglos y sintetizadores de cuerdas.
Para reunirse fueron muy precavidos, todos se hicieron la prueba del virus. Y, aunque se mantenían alejados un par de metros —dice Starr—, al menos podían sentirse unos a los otros. Regularmente no se encontraba toda la banda junta, sólo él y dos o tres personas más, “y eso era todo. Sé que es una rara manera de hacer un disco, pero si es lo que tienes, pues adelante con ello. Es lo que hicimos y es justo como Zoom In acabó produciéndose y, la verdad, es que se sintió bien”.
Es que en esta época digital, los músicos ni siquiera tienen que pensar hacer un cedé, un LP o un EP, incluso pueden sacar un casete. La grabación le llevó pocos meses y al terminarla invitó a Bruce Resnikoff, ejecutivo de Universal Music, para que escuchara el material. Al discutir la fecha de salida, Ringo propuso que fuera en noviembre, pero la compañía fijó el 19 de marzo, porque los lanzamientos ya no toman mucho tiempo. Todos trabajan desde casa y pueden seguir moviendo y promoviendo el material.
—¡Y ya salió!, ¡qué tan bueno es eso! —dice.
Aunque a lo largo del año sólo ha salido de su casa ocho veces, de alguna manera encuentra que la grabación de este disco le permitió encontrarse en un espacio relajado, así fuera en su propia casa, y mirar a más gente en pantalla (por ejemplo, en una conferencia de prensa). Pero este año lo encuentra repleto de actividades; además de haber pintado y haciendo arte durante el confinamiento, participó en la ceremonia del Grammy para entregar a Billie Eilish el premio a la mejor grabación del año por Everithing I Wanted.
La tecnología, por supuesto, ha sido crucial para llevar a buen puerto todas las actuales inquietudes musicales de sir Richard Starkey (mejor conocido como Ringo Star, el baterista de los Fab Four, el más sonriente y, aparentemente, el menos dotado de aquel hito musical masivo de Liverpool llamado The Beatles):
—¿Me estás bromeando? Debías tener un martillo y un cincel para hacer un disco en nuestros tiempos. Hicimos un documental con George Martin (¡Dios lo tenga en su Gloria!) y ambos declaramos que sólo podíamos soñar con tener equipo como el actual que, comparado, el nuestro era primitivo. Pero para la época era bastante bueno y probablemente fuimos la última banda en grabar en ocho canales, cuando al inicio sólo los estadounidenses lo hacían y era formidable; “¡wow!”, decíamos. Ahora se mezcla en 70 canales pero no me gusta tanto, a mí me gusta tocar directo a través de todo el disco. Es increíble lo que se puede lograr en esta época, pero yo soy de aquella generación que se sorprendía de sostener un larga duración en sus manos, lo abrías y lo estudiabas con interés. “¡Yeah!”, decíamos. Me tomó un buen rato escuchar en disco compacto, que están ya en extinción, porque se escuchan más duros y secos que el vinil; estoy acostumbrado al gis. Ha cambiado muchísimo todo, simplemente mi sistema en casa con Pro Tools debo esperar a que el ingeniero me ayude con eso…
Actualizaciones: llegan nuevas canciones
El día en que conversamos —hace ya unos meses—, Ringo Starr explicaba que lejos de colgar las baquetas ya había comenzado a trabajar en un segundo EP.
Y sí: la nueva música ya está aquí y está reunida en el EP Change The World (Universal Music, 2021); se trata de cuatro canciones vestidas de pop, reggae y rock clásico.
Hace unas semanas, en un encuentro con periodistas, él confesaba que —al igual que como casi todos en el planeta— los meses de pandemia y confinamiento no le resultaron sencillos; sin embargo, tocar con otros músicos y seguir componiendo canciones había hecho todo más fácil.
Eso sí, dejó en claro una cosa: “Hago esto para mí. No estoy aquí para que me torturen, estoy para pasarlo bien y tocar con buenos músicos y amigos”. Y añadió: “Sencillamente nos gusta pasar el tiempo haciendo cosas, divirtiéndonos, siendo auténticos cuando tocamos”.
Los Beatles, el Star Wars de la música
El 25 de noviembre, Disney+ (el servicio de suscripción de video a la carta en streaming propiedad de Walt Disney Company) estrena el documental The Beatles: Get Back.
Se trata de la versión remasterizada y con un nuevo montaje de la cinta original de Michael Lindsay-Hogg, Let It Be, en esta ocasión a cargo del neozelandés Peter Jackson. El filme, que será transmitido en tres partes de dos horas cada episodio, muestra a Los Beatles desde un ángulo totalmente distinto a los desencuentros y pleitos entre ellos que se veía en la película de 1970.
Paul McCartney, quien ya ha podido ver el metraje, le dijo a The Sunday Times: “Te diré lo que es realmente fabuloso: nos muestra a los cuatro pasándola bien. Fue muy reafirmante para mí. Esa fue de la cosas importantes de The Beatles, que nos podíamos hacer reír el uno al otro”.
Cuando le preguntan si su visión respecto a la ruptura del grupo ha cambiado al ver el nuevo filme, McCartney fue claro: “Sí, realmente. Y en el material está la prueba. Porque definitivamente yo había comprado la idea del lado oscuro de la ruptura de The Beatles y pensé: ‘Dios, yo soy el culpable’”.
Algo similar me dijo Rigo cuando conversamos: “Peter encontró material en el que estamos sonriendo y bromeando, tocando felices, porque la pasábamos muy bien cuando grabamos el disco, había mucho gozo y amor. La sola idea de que se encontraron 56 horas de pietaje que no se utilizaron para la película original te lo dice todo”.
Lo cierto es que con el paso de los años, el final de los de Liverpool estuvo rodeado de mitos y gran parte de la prensa apuntaba a McCartney como el responsable del final. Sin embargo, esta nueva película da una versión diferente de los hechos que llevaron a la ruptura. Todo apunta a que —los rumores sobre la separación, los rumores sobre los álbumes en solitario que venían en camino, o que la pelea no fue tan pelea— era pura mercadotecnia. Está claro que los Beatles son, hoy, el Star Wars de la música para el emporio del ratón Miguelito.
Nota bene: una versión anterior de esta entrevista fue publicada originalmente en el diario La Jornada. Es reproducida aquí editada y actualizada.