Dos sucesos aleatorios y recíprocos
Cuando se dio cuenta de lo tarde que era para su cita amorosa, imprudentemente bajó de la tribuna para pedir un aventón a cualesquiera de los carros que rodaban con altanera velocidad. Fue arrollado sin miramientos, y la competencia en el autódromo continuó sin mayores altercados. La mujer ese día, mientras lo esperaba en vano, conoció a otro hombre, con el cual acabó, acaso resignada y rencorosa por el plantón, cediendo a las provocadoras peticiones masculinas. Ambos, alcoholizados, fueron atropellados por un imprudente conductor que venía, jacarandoso y ebrio, de la carrera automovilística. Los dos sucesos, aleatorios mas recíprocos, no tuvieron ninguna resonancia en las noticias periodísticas. La vida extraordinariamente a veces se cobra con la misma moneda. Según las estadísticas, pasa una vez cada cien cuentos.