Cristal de Aliento

“Hoy los poetas sólo pueden ser irónicos”

Poemas de Rafael Cadenas, Premio Cervantes 2022.

Mayo, 2023

A sus 93 años, y aún en activo, el poeta Rafael Cadenas se convirtió en el primer escritor venezolano en ser galardonado con el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en español. Lo recibió, apuntó el jurado, por su vasta y dilatada obra literaria, reconociendo “la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua”. Nacido en Venezuela —en abril de 1930—, Rafael Cadenas no sólo ha ejercido de poeta en su vida, también ha sido traductor de poesía inglesa, fue profesor universitario y cuenta con una amplia obra de ensayo considerada una referencia del pensamiento literario contemporáneo en español, con títulos como En torno al lenguaje y los Apuntes sobre san Juan de la Cruz y la mística. Asimismo, es autor de más de veinte libros de resonancia internacional, entre ellos Cantos iniciales (1946), Una isla (1958), Los cuadernos del destierro (1960, 2001), el poema Derrota (1963), Falsas maniobras (1966), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante (1983), Dichos (1992), Gestiones (1992), El taller de al lado (2005), Sobre abierto (2012), En torno a Basho y otros asuntos (2016) o Contestaciones (2018). “La poesía de Rafael Cadenas es un tejido hecho de varias voces (arcaicas, internas, luminosas) que trama el hilo cierto del silencio (absorto, lúcido, impertérrito); por eso, dice tanto como calla. Leer a Cadenas es recorrer el entramado (sutil y firme, delicado y tentativo) de un proyecto poético que se arriesga a darle la palabra al silencio”, ha dejado apuntado el escritor y crítico literario peruano Julio Ortega. Varias veces galardonado por el conjunto de su obra —mereció en su país, Venezuela, el Premio Nacional de Literatura en 1985, en México el FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2009, en España el Premio Internacional Federico García Lorca de Poesía en 2015, o el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2018 —, ahora recibe el Premio Cervantes 2022: “Soy / apenas / un hombre que trata de respirar / por los poros del lenguaje. / Un estigma, / a veces un intruso, / en todo caso alguien fuera de papel”. Como homenaje, hemos preparado esta breve antología del poeta Rafael Cadenas.

As if

Es como si amáramos. Es como si sintiésemos. Es como si viviéramos.

Esto fatiga. Hasta se ansía un error. Puede que al equivocarse los actores rocen la verdad.

Angst

No es nada, nada
algo sin trascendencia,
nada.
Una dificultad leve
en la respiración.
Problema de angostura
parece.
¿Acaso no sabías
que la puerta es estrecha?

Ars poética

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir
verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira,
señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio. Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame,
sacúdeme.

Muelle de enormes llamas

Navíos que viajan al sol,
música de tambores,
sales desencajadas,
niños desnudos,
marineros que descargan plátanos.
Ciudad de corazón de árbol, humedades
temblorosas, juncos que danzan.
La luz golpea mendigos,
divide el mundo en dos memorias.
Mi frente se hunde en la cesta del mediodía.
Soy latido, sonrisa, adoración.

Mirar

Veo otra ruta, la ruta del instante, la ruta de la atención, despierta, incisiva, ¡sagitaria! Pico de víscera, diamante extremo, halcón, ruta relámpago, ruta de mil ojos, ruta de magnificencia, ruta de línea que va al sol, reflejo del rayo vigilancia, del rayo ahora, del rayo esto, ruta real con su legión de frutos vivos cuyo remate es ese lugar en todas partes y ninguna.

Al lector

Los que hacen las reglas
no quieren que hablemos
nosotros
sino
las palabras.
Desean
hacernos desaparecer
de la página;
pero no nos resignamos.
Somos viejos actores.

⠀⠀* * *

Nunca he sabido de palabras
tanto como quise.

Relegadas en un tiempo,
no me buscan.

Yo también tengo, Auden,
the best dictionaries that money can buy.

Piezas que se alinean
con ahogo.

Nuestra vida es ardua,
queda atrás,
hierve.

No quiero estilo,
sino honradez.

Tal vez algo queda en pie

Los poetas
levantan
espléndidas construcciones.

Ninguna acritud.
Sólo templanza.
Sólo la limpia obra.
Sólo el escondido esplendor.

No se engañan;
pero me asombra que sigan
trabajando
en la casa del idioma.

⠀⠀⠀* * *

Ellos dicen
o entredicen, más bien.

Cuidan la hierba
que dejan los bárbaros.

Andan errantes por sus habitaciones, pero
sostienen la torre del idioma.

⠀⠀⠀* * *

Hoy los poetas
sólo pueden ser
irónicos.
Subafirmaciones,
contrastes,
paradojas
los delatan.
Eran diferentes
los antiguos.
Tenían de su parte
un dios
o una diosa
cuando no perdían su favor
siempre incierto.
Repetían:
aere perennius.
¡Cuánto orgullo!
Nada
previeron.
Ahora
se encuentran con la orden
de tierra arrasada
(que se cumple
puntualmente),
el viejo recomenzar
y una hoja
en blanco.

El poeta Rafael Cadenas en una imagen de 2016. / Foto: Guillermo Ramos (Wikimedia Commons)

Ausencia

Te he buscado, ala de mar, infantil.
Las aguas arrasaron la verde claridad.
Se llevaron la casa que fundé entre indigencias.
Doy vueltas en una ciudad, sin objeto, como devolviéndome.
Perdidas dinastías de los ojos, por entre duras calles
transcurro.

Déjame el camino franco hacia el valle, reino de la frente ofrecida.

Mi voz se pierde entre estos veleros que saben ser sordos,
entre cajas de manzanas, en la piel de los pilotos.
Esplendor que te confundes con mi infancia, renunciaré
a los fulgores bebidos.

Sé acariciar el día desde un oscuro jardín.

No supe si mi cuerpo acompañaba mi frente.
¿Quién creerá a mi habla seca, el fuego que conocieron
mis rodillas, lo que mis manos tocaron?
Mi palabra siempre nacerá donde la arena comienza.
Yo estaré en la ciudad, sin validez, frente a las puertas
humilladas.
Volveré a tu silencio, ciego litoral.
Pero no esperes mis ojos.

¿Quién celebra la llegada del nuevo día, el advenimiento
de la niebla, el término de la levedad?

Otra temporada se inicia y mi esclavitud a los dioses
transparentes ha terminado.

Fragmentos

1

Vivos como plumajes quedarán estos espacios.

2

Escribo
como el que se inclina sobre el cuerpo que ama.

3

La que encanta las orillas llega sin más escolta que el deseo.

Hebra que conduce fuera del pensamiento.

4

¿Quién presagiaba diásporas, cruentas escrituras, tierras de castigo?

5
MAPA

Figura de hombre arrodillado que crece cuando me quedo solo, miro alrededor y reabro mi memoria.

6

Un canto oscuro estremece la paz de la madera.

7

La noche habla a las puertas.

8

Alguien azota a un hombre y no llora.

9

Es noche en Point Cumana.
Aquí se olvida. No pienso, pierdo de vista mi edad, ni siquiera me percibo. Sólo sé que ando, voy y vengo, transcurro, sin conciencia.

10

Cerca como mi traje,
lejos como un barco después del adiós.

11

No teníamos nada y éramos magníficos.

12

Quita tu cuerpo del espejo
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀y
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀oblígalo a ser nube.

13

Tus ojos donde restallan las iras del trópico,
tus ojos habituados a la oscuridad de los follajes,
tus ojos que sólo saben zarpar hacia el exceso
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀no resisten
la felicidad.

14

Penetro
en el sol manchado de tu mirada —la rosa perdida.

15

Isla,
negro pájaro,
llama incesante,
viaje a donde todo gira,

mi paraíso, mi rama, mi desborde
lo he perdido
¿quién se llevó la esmeralda?

Humedad de luces prófugas.
Lo he perdido
y caigo de repente
en el vértigo de las manos desesperadas.

Onda,
diamante de los ojos,
herida que se adelanta al tiempo,

espuma sagrada en mis labios para siempre.

16

Me has dado el paso con que voy
al encantamiento.

17

Voluptuosos márgenes persiguen una sombra febril.

18

Vengo a espacios llagados, y en mi boca se entristece el paraíso.

19

Hoy hago memoria de tu reino.
Voy contigo a ruidosos mercados donde mujeres de piel
⠀⠀cobriza venden hojas, a los muelles atestados de frutas,
⠀⠀a la Grand Savannah donde los amantes encuentran la
⠀⠀oscuridad para verse.

Paseo a tu lado por la ciudad, la recorremos como una feria,
⠀⠀estamos otra vez alegres.

20

En esta ciudad nadie escucha el viento,
ni los follajes que se inclinan a la tierra como trofeos
ni la carne de brillos imperiosos
ni los pozos trémulos. Este es tu destierro, memoria.

21

Me conocí a tu lado en la hierba
como puro olvido.

22

Crezco
de su desaparición.

No quería partir.
Sobre la memoria sólo vive el musgo.

Me extravío.
El tiempo me empuja a su mesa salobre.

Regreso.
Una mujer nace sin cesar.
“Son dos chelines
para llevarlo a donde quiere.”
Oigan,
sólo dos chelines
cuesta la dicha.

Ella sale de la espuma,
pero no recuerdo más, nada, la noche en mí.

23

El agua era brillante, pero no existe pozo igual al que
⠀aparece en el sueño.

24

Los ojos inocentes reconquistan territorios perdidos.

25

He vuelto.
Los ojos han encallado en playa inhospitalaria.

Traigo el vellón morado de los orígenes, la noche estancada
⠀⠀en los ojos de los atunes, la cara de la tierra en sus
⠀⠀confines indolentes, siestas donde suenan acantilados,
⠀⠀nubes ardiendo, viandas de rara esencia, fulgor de
⠀⠀grandes hojas
y manos inmemoriales.

26

Me levanté con las luces del día,
como de niño cuando había viaje en casa.
Sobre mis huellas volaban las mismas aves
pesadas de sol,
viento,
llovizna.
Resonaron las costas por última vez, mi cuerpo se
⠀⠀acostumbró a caminar de nuevo y con la sal perdida
⠀⠀construí una torre
llameante.

27

Crece sobre cicatrices la rosa de un mediodía.

Despedida

Nuestras inscripciones fueron barridas,
nuestros lugares devorados por la arena,
nuestras fiestas convertidas en fogatas que avientan
su ilusorio mediodía.
Contemplamos la devastación.
Todas las creaciones de nuestros ojos
se hunden.
Respiramos
separación. El cisma
es nuestro
refugio.
No hay luz que nos enlace
pero una vez
corrió el licor abandonado,
desconocidas fuerzas de unión
manaron para marcar a fuego
toda la vida.
Ahora
quiero sentir sobre mí la alianza
que anonadó nuestros rostros.
Devuélveme el fulgor
y los ojos que le pertenecen.
El vino se ha eclipsado.
Los días de los amantes también pasan.
Excelencia de lo vivo sobre lo vivido.
Costa que se aleja,
puedes
darme el poder
de vivir en otra parte.

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