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“El crecimiento de los políticos populistas negacionistas es un riesgo enorme”

Carlos Nobre, meteorólogo experto en el cambio climático

Mayo, 2024

Carlos Nobre (São Paulo, 1951) es una especie de rock star de los estudios del cambio climático. Pocos meteorólogos tienen tantos laureles internacionales como él. En esta entrevista, Nobre explica la importancia del Amazonia, demanda más financiación de los países ricos para la conservación de los bosques tropicales y es tajante sobre la necesidad de parar de explotar petróleo. Sabe que hoy los jóvenes de todo el mundo están mucho más preocupados con el futuro. Y advierte: ellos van a sufrir ese futuro “Ya lo están sufriendo.


Bernardo Gutiérrez


Carlos Nobre (São Paulo, 1951) es una especie de rock star de los estudios del cambio climático. Pocos meteorólogos tienen tantos laureles internacionales como él. A lo largo de su vida, ha acumulado cargos relevantes, como el de jefe del Comité Científico del Programa Internacional Geosfera Biosfera, alto consejero científico del Panel de Sostenibilidad de la ONU, miembro del Consejo Científico de la Secretaría General de la ONU o miembro de la Royal Society británica. En 2007, recibió el Premio Nobel de la Paz, junto al equipo del Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.

Nobre demanda más financiación de los países ricos para la conservación de los bosques tropicales y es tajante sobre la necesidad de parar de explotar petróleo. “Es imposible evitar un aumento de un grado y medio la temperatura si seguimos explotando las áreas de combustibles fósiles ya explotadas”, afirma. “El crecimiento de los políticos populistas negacionistas” es una de sus mayores preocupaciones.

El año pasado, Carlos Nobre coordinó el estudio “Nueva economía de la Amazonia” del World Resources Institute Brazil, que probó que la Amazonia genera más valor económico si se mantiene en pie que si se deforesta. El PIB de la región se elevaría un 67 % con explotaciones de los productos de la bioeconomía (se plantan conservando el bosque tropical).

La entrevista se realizó antes de las trágicas lluvias de Rio Grande do Sul y se completó después de las mismas. Las inundaciones, las más graves de la historia, han provocado hasta el momento la muerte de 113 personas y el desplazamiento de 337.000 personas.

El meteorólogo experto en el cambio climático Carlos Nobre en la Cumbre de la Amazonía. / Cedida por el entrevistado

—¿Qué relación tienen las devastadoras inundaciones del estado brasileño de Rio Grande do Sul y el calentamiento global?

—El calentamiento global está haciendo que los fenómenos extremos sean más frecuentes y hace que ocurran eventos nuevos en lugares inéditos. ¿Por qué llueve más? Hay más evaporación de agua de los océanos. Como la atmósfera está más caliente, almacena más humedad. Las lluvias fuertes provocan sequías y olas de calor en otros lugares. Las inundaciones de Rio Grande do Sul se producen por un bloqueo de ondas. Las altas presiones permanecieron en el sudeste y centro oeste de Brasil, y se bloqueó la circulación de las nubes y la lluvia.

—Se ha criticado mucho estos días al gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), porque su gobierno vetó políticas ambientales. ¿Qué se podría haber evitado con políticas ambientales? ¿Qué se puede hacer para evitar futuras tragedias?

—Rio Grande do Sul alberga uno de los mayores números de negacionistas de Brasil. En 2019, Leite se puso de acuerdo con la Asamblea Legislativa sobre una serie de medidas que debilitaban la protección ambiental, la biodiversidad, todo con una visión de expansión total de la industria agropecuaria. Si los márgenes de los ríos fuesen reforestados, el suelo absorbería más agua. No toda el agua de las lluvias iría para el río, una parte se quedaría en el suelo.

—En una entrevista reciente, usted afirmó que una persona nacida en los años sesenta va a vivir unas cinco o seis olas de calor en su vida. Un bebé que nació en 2020 va a vivir treinta olas de calor. ¿El calentamiento global se ha acelerado más de lo esperado?

—Ese estudio se hizo con datos de 2020. Los datos de 2023 y 2024 están batiendo récord de olas de calor. Entonces, un bebé de 2020 va a enfrentar más de treinta olas de calor en su vida. Los medios divulgan mucho el impacto de las lluvias torrenciales, pero la ciencia muestra que el evento extremo climático que más muertes provoca es la ola de calor. La ola de calor de 2007 mató a quince mil personas en Francia y España, porque poquísima gente tenía aire acondicionado. El verano de 2022 mató en Europa a 65.000 personas, principalmente mujeres de más de ochenta años. Las ciudades padecen la llamada isla urbana de calor, el asfalto absorbe mucho calor y mantiene la temperatura muy alta, principalmente por la noche.

—¿Cómo explicaría las consecuencias del aumento de 1,5 grados de la temperatura del planeta hasta 2050 a alguien del norte del mundo que ve el calentamiento climático como algo distante?

—Europa batió números récord de sequías y olas de calor en los últimos años. Las lluvias intensas de Alemania mataron a más de 100 personas. Un megaincendio arrasó Grecia. Los extremos están ocurriendo en todo el mundo, y en Europa también. Aunque no les afecten los huracanes, los europeos no pueden pensar que están fuera de los extremos.

—¿Cuál es la relación entre la deforestación de las selvas tropicales y los fenómenos climáticos extremos?

—Hace muchas décadas que la deforestación ocurre más en las selvas tropicales. La deforestación responde por una cantidad relativamente pequeña de emisiones de gases de efecto invernadero, alrededor del 12 %. Pero en el mundo la quema de combustibles fósiles contribuye a un 70 % de las emisiones. Entonces no podemos decir que la deforestación esté causando el cambio climático. En Brasil hasta 2022 la deforestación sí contribuía al 50 % de las emisiones.

—Déjeme reformular la pregunta: ¿cuál es la importancia de mantener la Amazonia en pie, para conservar la temperatura, la humedad y las lluvias del mundo?

—La selva amazónica recibe una media de lluvia de 2,2 o 2,3 metros de lluvia al año. Absorbe una gran cantidad de carbono de la atmósfera y lo arroja al suelo y a los árboles, más de 150.000 millones de toneladas de carbono. Proteger la Amazonia es fundamental para el planeta. La selva es muy eficiente reciclando agua. El 55 % del vapor del agua que viene del océano Atlántico vuelve al océano por el río Amazonas. El 45 % sale por el aire.

—Los famosos ríos voladores. Explique cómo funciona, por favor.

—El vapor de agua entra en la Amazonia, sube, se condensa, se convierte en agua líquida, en gotícula de lluvia. El 75 % del agua se recicla, principalmente gracias a la transpiración de las hojas y la evaporación del agua. Entonces, el agua sube y sale de la selva para alimentar sistemas de lluvia fuera de la Amazonia, principalmente en el centro-oeste de Brasil, en el sur de América del Sur, Uruguay, Paraguay y parte de Argentina.

Conservar la Amazonia para siempre. / Foto: Banco Interamericano de Desarrollo

—El agronegocio (agricultura extensiva) de Brasil y del sur del continente depende mucho de esas lluvias. ¿Por qué ese sector es tan negacionista y no entiende la importancia de mantener la Amazonia en pie?

—El agronegocio mundialmente, incluso en España, es el sector económico más negacionista del mundo. El 70 % de las emisiones son del sector de la energía. Ellos están apostando por una transición energética lenta, pero no son negacionistas.

—Haber tenido un presidente negacionista como Bolsonaro, supongo que no ayudó mucho…

—El crecimiento de los políticos populistas negacionistas es un riesgo enorme. Bolsonaro no es el único. Milei es negacionista. Trump es supernegacionista. Cuando fue presidente, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París. Ellos no quieren admitir los riesgos del cambio climático y no quieren aplicar medidas. Trump ya ha dicho que, si gana, autorizará la explotación de petróleo y gas natural. Durante el gobierno de Bolsonaro aumentaron mucho las emisiones, la deforestación, la degradación. Bolsonaro apareció en 2021 en la reserva Indígena Raposa Serra do Sol en Roraima, con garimpeiros (buscadores de oro) ilegales. Debería haber provocado un proceso judicial, porque incentivar la extracción mineral en una reserva indígena está prohibido por la Constitución.

—Los pueblos indígenas de Brasil viven un momento de máxima visibilidad. ¿Llegó la hora de reconocerlos como los grandes guardianes de la selva y de trabajar y aprender con ellos?

—Nunca tuvimos lo que estamos viviendo en los últimos años, principalmente a partir de 2023, con el Gobierno de Lula, con la ministra Marina Silva (Medio Ambiente y Cambio Climático), con el ministro Haddad (Economía), lanzando la transición ecológica de la economía brasileña. Nunca los indígenas tuvieron tanta representatividad. Brasil tiene todas las condiciones para ser uno de los líderes del mundo en la protección de los pueblos indígenas que mantienen los ecosistemas. Es un desafío, nada fácil, porque el Congreso defiende continuar con la expansión agropecuaria en todos los biomas de Brasil.

—El Gobierno Lula cree en la ciencia, ha conseguido reducir la deforestación, ha reconocido nuevas reservas indígenas. Sin embargo, quiere seguir explotando petróleo. Concretamente, abrir nuevos pozos en la desembocadura del río Amazonas. ¿No es contradictorio?

—Es imposible evitar un aumento de un grado y medio en la temperatura si seguimos explotando las áreas de combustibles fósiles ya explotadas. No tienen ningún sentido nuevas minas de carbón, pozos de petróleo y de gas natural. Ni en Brasil ni en el resto del mundo. Brasil tiene un enorme potencial de energías renovables, hidroeléctrica, eólica y solar. Estas dos están creciendo mucho. Brasil podría avanzar rápidamente también en la electrificación de vehículos.

—Después del Acuerdo de París, los países ricos se comprometieron a financiar parte de las medidas necesarias para evitar el calentamiento climático. Sin embargo, el 60 % son créditos, no donaciones. ¿Es suficiente o los países ricos deberían aportar más?

—No llegaron fondos en 2021, 2022, 2023. Este año, tal vez lleguen 100.000 millones de dólares. Además, el 60 % son préstamos para apoyar la transición energética de los países en desarrollo. El mínimo necesario serían 700.000 millones de dólares. En Egipto, en 2022, se hizo un fondito de 800 millones. Es muy poco para lo que se necesita. Los países ricos deberían invertir mucho más.

—¿Por qué es tan crucial la financiación internacional para evitar el “punto de no retorno” de la Amazonia?

—Lula defiende en sus discursos, correctamente, que los países ricos financien a los países con selvas tropicales. En la COP28, Brasil lanzó el Proyecto Arco de la Restauración Forestal, para reforestar 24 millones de hectáreas hasta 2050. Cuesta 40.000 millones de dólares. Es importante que los ricos ayuden. También a crear una infraestructura sustentable para la Amazonia, de transporte, de energía. Por otro lado, el Fondo Amazonia del Gobierno consiguió una donación de 14.000 millones de dólares, pero necesitamos 100.000 millones. Para reforestar y para crear una nueva bioeconomía con los productos de la biodiversidad.

Carlos Nobre. / Foto: Consejo Científico Internacional

—Usted coordinó el año pasado el informe de World Resources Institute Brazil (WRI) Nueva economía de la Amazonia. Si se evita la deforestación de la selva y se apuesta por la bioeconomía, se estima un alza del 67 % del PIB de la región y un saldo positivo de 312.000 empleos en la Amazonia brasileña…

—Si continuamos con una economía tradicional en la Amazonia, se deforestará una cantidad inmensa. Además, los productos de la biodiversidad generarían una economía mayor y más empleos que la pecuaria y agricultura tradicional, y eso que no sumamos los créditos al carbono, lo que podría multiplicar por dos o por tres el valor de la selva en pie. Además, los sistemas agroforestales (que combinan explotación de recursos y selva en pie) emplean de 10 a 20 veces más personas que la pecuaria o la soja.

—Su hermano Antônio Donato Nobre, en el informe El futuro climático de la Amazonia, habla del océano verde, compara la selva con un parque tecnológico. ¿Cuál es la importancia de construir narrativas para cocinar un nuevo relato inspirador y nuevos imaginarios?

—Es un enorme desafío cultural y filosófico. Si hemos conseguido demostrar que la agricultura y la pecuaria regenerativas son más productivas, más lucrativas, es un misterio cultural que el sector del agronegocio sea negacionista. El ganadero quiere expandirse más, dominar grandes áreas…

—¿Hay esperanza?

—Los jóvenes de todo el mundo están mucho más preocupados con el futuro. La tasa de suicidio de jóvenes ha aumentado, porque están muy preocupados con el futuro del planeta. Ellos van a sufrir ese futuro y ya están sufriendo. Tenemos que trabajar con ellos en la universidad, formar futuros líderes, no sólo científicos, también empresariales de esa nueva economía sostenible. Soy optimista. No da para hacerlo en un año, pero tal vez en una o dos décadas.

[Bernardo Gutiérrez: periodista, escritor e investigador hispano brasileño. Es autor de los libros Calle Amazonas (Altaïr), #24 (Dpr-Barcelona), Pasado mañana (Arpa Editores) y Saudades de junho (Liquid Books). // Entrevista publicada originalmente en CTXT / Revista Contexto; es reproducida bajo la licencia Creative Commons — CC BY-NC 4.0.]

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