Dramas

Cuando se termina una relación amorosa, cada uno de los amantes baja el telón de sus ojos. Días, semanas o meses después comienza cada uno de nuevo a abrirlos para actuar en otra representación, en otro escenario, con otro guión, en medio de otros reflectores. El amor, finalmente, es un acto teatral perfecto, cuyo género, tragedia o comedia, lo clasifican posteriormente los amantes de acuerdo a la culminación actoral, a veces lamentable, a veces heroica, las más de las veces acaso patética. Porque el teatro es drama, sonriente o lacrimógeno. Dramático, como el amor, como los amantes, como unos ojos que caen desmayadamente.