Octubre, 2022
El pasado 13 octubre partió de esta tierra Alejandro Sandoval Ávila, poeta, narrador, ensayista y promotor cultural aguascalentense. Desde distintas trincheras, Alejandro fue un activista cultural de tiempo completo: comenzó su carrera en la poesía, pero después incursionó en la narrativa y la literatura infantil. Por Twitter, el poeta y exdirector general del INBAL, Saúl Juárez, le dedicó unas líneas al también hijo del poeta Víctor Sandoval: “Tristísima mañana, se adelantó Alejandro Sandoval. Caen en cascada los tantos años, los tantos caminos, las tantas charlas. Don Víctor estará cerca y entre ambos enviarán fuerza a Marianne y tus hijas. Cielo claro para ti, Alejandro, tal como reza el escudo de tu tierra”, escribió. Autor de títulos como La justa fatiga, La tolvanera, Los héroes y los demás, La travesía de los elefantes o Trasiego, sirvan estas líneas para despedir al narrador y poeta hidrocálido…
De cuerpo entero
A los 65 años de edad se fue de esta vida, el pasado jueves 13 de octubre, el poeta y narrador Alejandro Sandoval Ávila, nacido en Aguascalientes el 23 de septiembre de 1957.
Desde distintas trincheras, Alejandro fue un activista cultural de tiempo completo: comenzó su carrera en la poesía, pero después incursionó en la narrativa y en la literatura infantil. También fue presidente de la Asociación de Escritores de México y miembro del Consejo Directivo de la Sociedad General de Escritores de México.
Entre sus obras destacan De cuerpo entero (autobiografía), el libro colectivo de cuentos Los siete pecados capitales, el libro de ensayos Las fronteras iniciales, y las novelas La justa fatiga, Piel de hormiga, La tolvanera, Playas del este, Sin muerte ni fulgor, Con el favor del viento y Destierro.
Su poesía, por otra parte, está regada en libros como Esquina de doble fondo, Sobre el estado del tiempo, Los héroes y los demás —con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde—, La llama y el torrente, Trasiego o El paso de las bestias y las aguas. Mientras que sus libros dedicados a los niños y jóvenes son, entre otros, Un elefante sin circo, La travesía de los elefantes —ganador del prestigioso premio El Barco de Vapor—, Una mona en casa, Como pollos… ¿y gatos?, Para despedir al abuelo o La noche es un tren (poesía para niños).
De la necedad a la necesidad
En su libro Trasiego (recuento después de los 50), editado en 2013 en la colección “La Furia del Pez” de Ediciones del Ermitaño, el propio Sandoval Ávila escribió un breve prólogo que, a la letra, dice:
“Tal vez sí: es una necedad, alguien me lo dijo. Pero se transfiguró en una necesidad.
“El día que amanecí con cincuenta años fue diferente por la agitación que embargó a la familia, a las hijas en especial. Comencé a escribir algún verso sobre las emociones en mi entorno y el repaso de mi vida que tales emociones me forzaron a hacer. Y quedó en eso: algún verso suelto que aguarda la frialdad necesaria para evocar el sentimiento y comenzar a escribir el poema o los poemas.
“Arranco entonces una larga reflexión de lo que hice con esos cincuenta años, la cual, por supuesto, era forzado, o tal vez primordial, que se asentara en lo escrito y lo publicado, a la vez que en lo vivido. La poesía, ese ente inasible al que muchos aspiramos, tanto a leerla como a escribirla, es la vertiente fundacional de mi muy personal devenir. Así me decidí por hacer este recuento. Y sólo es eso: un recuento.
“No comprende todos los poemas que he publicado ni mucho menos todos los que he escrito. Incluí, esencialmente, aquellos que fueron concebidos como un poema y no los que quedaban como un conjunto de poemas, algunas veces —más de las que yo quisiera— francamente malos, me parecen ahora. Asimismo, dejé fuera aquellos textos que ya no me dicen nada y no tengo presente el sentido de por qué los escribí. Algunos textos sueltos fueron incluidos nada más porque me gustan.
“La disyuntiva entonces fue si agruparlos por temática (las hijas, Marianne, los viajes… cosas así) o por los libros en los que fueron incluidos o por las épocas en que fueron escritos. Pregunté a diversos amigos y las opiniones y argumentos fueron contrastantes. Me decidí por una tercera manera gracias a una razón personalísima: su relectura me condujo a la memoria de pasajes de mi vida que tenía perdidos, casi borrados. Corregí algunos versos y no incluí ningún libro completo de los que he publicado.
“La mayoría de los textos serían inexplicables sin la presencia en mí, hasta la médula, de Marianne. Y por supuesto, de las hijas: Alejandra, Ana Sofía y Julia que, desde su nacimiento, le han agregado un sentido cierto a nuestras vidas.
Para ellas es todo esto. Y ahora también para Miloo, esperanza de la prolongación de mí mismo”.
(Una brevísima) Selección de versos
La emoción vestía tardes y aves
La emoción vestía tardes y aves.
El malecón tendía su parpadeante brisa
y al llegar la noche
cualquier rumor de canción era un buen presagio.
Esa Habana olvidó en ti su fortuna marina.
Sus recodos y color
le dieron nombre y riberas a tu cuerpo.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Del libro Luz del trópico
Vendrá tu ausencia
Vendrá tu ausencia
y mi cuerpo será su límite.
Breve y feroz tocará mi carne:
tu aliento recorrerá mi nuca
moderé la lejanía de tus labios
y humedeceré mis dedos en la vacuidad desesperada.
Vendrá tu ausencia y tendrá mi cuerpo:
mi tacto será el tuyo
tu sexo la tibia perversión
en la palma de mi mano
y tu recuerdo un dulzor obsesivo en la boca.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Del libro Paso de la epidermis
Despojados
Despojados
habremos de llegar ante una hoguera
en la cual arderán nuestros mejores años.
Entre las llamas la memoria tiene un sosiego.
Acunada en la luz de las liturgias,
las hijas te reclaman para el inicio de sus años
que algún día arderán como los nuestros.
La vida tiene tu fatiga y tus sueños,
tu forma de mirar al horizonte.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Del libro Obsesiones en común
Si fuese capaz de llorar
Si fuese capaz de llorar
un sol blando
resaltaría el polvo de las rutas
por las cuales se relatan y describen
mis afanes quebrantados.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Del libro Pesadumbre
Un hombre que mira hacia el fondo de la tarde
Un hombre que mira hacia el fondo de la tarde
es un suicida que se despeña
desde lo alto del sol a la vertiente de la oscuridad.
Un hombre que mira el atardecer
y se precipita hasta la noche
ya se agotó su fuga por la vida.
El que mira es alguien cuyo sosiego
poco tiene qué ver con la luna llena.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Del libro Pesadumbre 
OoO
Las historias de Fabián*
Alejandro Sandoval
Entre los misterios de la antigüedad —cuando los pueblos aún eran niños, cuando los elementos de la naturaleza hablaban con los hombres y los hombres les respondían— el sol ocupaba un lugar importantísimo. Los hombres de la antigüedad se explicaban el mundo a través de ese embrión de la ciencia que ha dado en llamarse magia. A través de actos diversos estos hombres, que representan la infancia de la civilización humana, trataban de imponer su voluntad a la naturaleza. Entonces era factible fabricar soles, deshacerlos, esconderlos, dialogar con ellos; era posible que el sol obedeciera la voluntad humana.
Pero el sol estaría incompleto sin su dualidad cósmica, la luna, elemento que ha dado lugar a maravillosas historias de amor, a asombrosos poemas épicos, a nostálgicas baladas y a rítmicos encantamientos.
El arte y la magia se tocan, conviven, se complementan; en ellos, los silencios, la música, los sonidos, las figuras y las líneas, son un todo en el cual suelen darse explicaciones extraordinarias a las cosas extraordinarias.
Y es eso, justamente, lo que ha hecho Fabián González Negrín a lo largo de cada una de las historias que tienen cabida en este libro.
*A manera de prólogo, Alejandro Sandoval escribió el breve texto “Las historias de Fabián” para el libro Los dibujos caerán del sol / Historias para enanos, de Fabián González Negrín (ENEP Iztacala / Cultura Delegación Cuauhtémoc, 1987).
