La cultura en Hidalgo: sospechosa impunidad
Nadie entiende por qué el gobernador de la entidad, Omar Fayad, ha ignorado todos los señalamientos que se han hecho sobre la improbidad y el desaseo en la gestión de su secretario de Cultura…
Ya le fue entregada al ciudadano Omar Fayad, gobernador de Hidalgo, la cuarta petición para separar de su cargo al secretario de Cultura de la entidad, Olaf Hernández Sánchez. El 25 de octubre de 2019 los diputados de Morena pidieron la destitución del funcionario por nepotismo, facturación falsa, adeudos a los artistas, opacidad, discriminación y lo que resulte. El 11 de noviembre del mismo año 200 artistas del estado le solicitaron por carta al gobernador el retiro del secretario de un puesto que a todas luces le venía grande. Como en ningún caso el mandatario se dignó responder a la petición de diputados y creadores de arte, el funcionario prosiguió su andar de chivo en la cristalería de la cultura local.
El lunes 22 del mes en curso circuló en la red un video en el que el secretario está de fiesta con sus colaboradores en las oficinas de la Secretaría. Con el retrato del gobernador al fondo, el secretario será testigo del karaoke que su encargada de prensa realiza trepada en uno de los escritorios de la sala de juntas. Originalmente se dijo que la fiesta en la instalación pública fue en plena pandemia y eso enardeció a los colectivos que pidieron se aplicaran las sanciones correspondientes. Ante la avalancha de memes al respecto, la Secretaría filtró un dato: la fiesta fue en 2019.
Para entonces, la Secretaría de Salud ya había despedido a una funcionaria que organizó su cumpleaños en su oficina (sin tragos, como ocurrió en Cultura), y el caso sirvió para que el gobernador dijera a los cuatro vientos que en su gobierno no habría impunidad. Salvo para el secretario de Cultura que siguió acumulando quejas por su fatal desempeño que llevó a buena parte de la gente de cultura a solicitar por tercera ocasión el despido del nefasto funcionario. De nueva cuenta, ni una palabra del ciudadano gobernador ante los abusos y despropósitos de su subalterno.
Sospechosa impunidad la de Olaf Hernández. Nadie entiende por qué el gobernador ha ignorado todos los señalamientos que se han hecho sobre la improbidad y el desaseo en la gestión de su secretario de Cultura. Por mucho menos han sido despedidos otros funcionarios. En los corrillos de Palacio de Gobierno se dijo que los reclamos fueron ignorados porque habían sido publicados por el diario Independiente de Hidalgo, manejado por el grupo Universidad, opuesto al ciudadano Fayad. Así fue porque era el único medio que aceptaba esas notas y de nada sirvió que le explicáramos al gobernador que publicar ahí no nos convertía en partidarios de los editores y que los reclamos no eran contra él sino contra los delitos administrativos del secretario.
La pandemia le vino como anillo al dedo al secretario impugnado que comenzó a inventar en la red una Arcadia para la cultura en Hidalgo. Como podía mentir desde su computadora sin que nadie lo enfrentara, todo era “por primera vez”. La descentralización cultural, la cultura comunitaria, los apoyos a la creación, la participación de cientos de miles en las cápsulas culturales de la Secretaria, y todo, claro está, gracias al señor gobernador. Aunque no creo que el servilismo del secretario sea el motivo de su impunidad. Hay algo más. Acaso una complicidad personal porque la conducta pública del secretario es indefendible. La vida íntima de las personas es sagrada mientras no se traslape con su vida pública. El silencio del gobernador ante los reiterados reclamos de la gente de cultura por la infame gestión del secretario de Cultura permiten afirmar que la impunidad de Olaf Hernández es muy sospechosa.