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Nadie es insustituible en ningún oficio o profesión: Helio Flores

Dice adiós a los medios

Septiembre, 2024

Cuando en enero pasado dio a conocer la noticia de que se retiraba de su oficio y de los medios, una avalancha de elogios y agradecimientos, desde todos los frentes —sobre todo del gremio de la caricatura, periodístico y político—, se le vino encima. Y con justa razón: don Helio Flores es, posiblemente, el mejor caricaturista político vivo en México, oficio que ha ejercido por más de 60 años (52 de ellos en El Universal). Aprovechando que actualmente hay una exposición de su trabajo en el Complejo Cultural Los Pinos —llamada Helioflores: El Hombre de negro y otros cartones políticos, y abierta del 13 de agosto al 31 de octubre de este 2024—, buscamos al maestro para platicar de su vida y de su oficio, a manera de homenaje. Víctor Roura ha conversado con él.

A nueve meses de que cumpliera los 86 años de edad, Helio Flores (Xalapa, 8 de octubre de 1938) se despidió de sus lectores de El Universal, el medio que lo acogiera durante cincuenta y dos años por razones asaz visibles: era, es, don Helio Flores uno de los tres caricaturistas, junto con Rogelio Naranjo (Michoacán, 3 de diciembre de 1937 / Ciudad de México, 11 de noviembre de 2016) y Eduardo del Río, Rius (Michoacán, 20 de junio de 1934 / Morelos, 8 de agosto de 2017), más prestigiados del país.

Su último cartón, publicado el 29 de enero de 2024, fue una despedida: “Les comunico que a partir de hoy dejaré de publicar mis caricaturas. He tomado la difícil decisión de retirarme debido a que las condiciones físicas propias de mi edad han menguado mi capacidad para hacer mi trabajo con la calidad que ustedes se merecen”.

Los agradecidos somos sus lectores.

Libros como Viacrisis y El Hombre de Negro, de Helio Flores, son una fina muestra de su innegable talento en el dibujo.

En su año de despedida, antes de su aniversario número 86, hemos conversado con el artista plástico voluntariamente retirado de su arte.

“El entrenamiento diario es importante”

—Después de medio siglo de dibujar, caricaturizar, ironizar, plasmar sus impresiones en un medio escrito, ¿qué le deja esta necesaria retirada de lo que fue su ingente labor?, ¿el silencio acaso es un reposo de su sensibilidad?

—El retiro ha sido una variedad de emociones. Desde luego, no ha sido fácil. Dejar de hacer mi trabajo que realicé durante tanto tiempo, para empezar, ha sido duro. Es algo que hubiera querido no dejar de hacer. Me habría gustado extender más mi tiempo. Sin embargo, la edad no da tregua. Así que, ¿reposo?, sí; ¿reprimido?, cómo no. Pero nada de qué alarmarse. Lo normal. La caricatura la extraño, pero ya quedó en el pasado, me dedico sólo a ver las que se publican y criticarlas.

“Al principio fue difícil acostumbrarme a la nueva rutina. He dejado de estar pensando en tener que entregar la caricatura diaria. Y digo tener por decirlo de alguna manera. Ya que, en realidad, era un trabajo que me gustaba mucho hacer. Era algo que tenía en la mente desde que me levantaba. Y es que así me formé, así es mi manera de ser; de verdad, no era algo que me molestara. Entonces, desde que me levantaba, me ponía a pensar en que si esto o aquello me serviría para hacer el cartón del día. A lo mejor suena un poco absurdo, o medio mamón, pero es la verdad. Era mi costumbre: estar atento a todo, escuchar noticias, leer esto y lo otro. Uno está pensando sacarle provecho a todo para hacer la caricatura.

“Entonces, no digo que no lo extraño, ¡claro que lo extraño! Pero, al paso de las semanas, como decía, he dejado de pensar en todo esto. Por ejemplo, ya no pienso en la hora de entrega, que era algo de todo los días. A las cinco o seis de la tarde ya me empezaba a preocupar si no tenía la idea o si estaba retrasado en el dibujo, porque tenía que entregar al final de la tarde… Bueno, primero era a las nueve de la noche, luego a las ocho, y, últimamente, a las siete. Era un estrés que formaba parte de mi día y de mi vida.

“Sabotaje”, caricatura de Helioflores publicada en El Universal; retomada desde @Helioflores_mex.

“Por supuesto, aún me dan ganas de hacer un cartón de vez en vez. De hecho, muy al principio de mi retiro sí llegué a hacer uno o dos cartones por la tentación de los temas, que no deja de haber, o por alguna declaración que le oía a algún político. Pero, además, no sólo dan ganas sino que es la necesidad de hacerlo por el tiempo político en el que vivimos. Uno no quiere dejar de dar su opinión.

“Pero, la verdad, la cuestión física ya no me lo permite. Ahora es lo que sucede. No es nada grave, eh. Sólo detalles como la vista, la memoria, la movilidad de las piernas, el pulso… Para mí, todo esto forma parte de hacer una caricatura, aunque parezca raro. No sé cómo es para los demás colegas, pero yo sí tenía la necesidad de todo esto.

“En este momento, si quisiera hacer una caricatura ya no sería lo mismo; no sé si podría. Porque, para mí, hacer una caricatura es como un entrenamiento diario. Es como el atletismo. Si dejas de entrenar uno o dos meses, y de pronto quieres volver a la pista, te das cuenta que has perdido el ritmo, la velocidad. Uno nunca deja de entrenar. El entrenamiento diario es importante. Y, para mí, así era el ejercicio de la caricatura. Incluso si ahorita mismo quisiera hacer una, la mente ya no es la misma. No es que esté mal la mente, sino que ya no trabaja con la misma intensidad y velocidad. Porque ha perdido entrenamiento. Cuando trabajas una caricatura todos los días, la mente ya está acostumbrada, lleva un ritmo, buscas soluciones que tú tienes por ahí producto del ejercicio diario y el entrenamiento; salen las cosas. De hecho, ya piensas como caricatura y entonces todo es más fácil, todo va resultando. Pero, una vez que pierdes el ritmo, pierdes todo; ya no resulta tan fácil”.

“Desde mi perspectiva, pude retirarme a tiempo

—Helio Flores, como Rius, como Naranjo, ha dejado una profunda huella en la prensa ilustrada, ¿cómo resarcir ahora esta ausencia suya ante tanto meme innocuo difundido en las redes sociales?

—Yo creo que la respuesta ya viene en los jóvenes o no tan joven que están ahí haciendo caricatura. Me imagino que les pasa lo mismo que a mí me pasaba cuando comenzaba en este oficio. Es el ciclo de las cosas, de la vida. Los jóvenes, los nuevos caricaturistas, vienen y llegan para sustituir a los veteranos, como sucede con todas las generaciones de caricaturistas. Se van renovando. Van cambiando. Unos se van yendo y entonces van surgiendo otros. Y los lectores se van acostumbrando a esos nuevos caricaturistas, y van olvidando un poco a los anteriores… Es cierto: hay lectores, sobre todo de periódicos, que no están acostumbrados a los memes. Las cosas son así ahora.

“En cuanto a mi salida, me gustaría agregar algo más. Yo tuve que retirarme pero no como les ha sucedido a otros colegas, que han tenido que retirarse de un día para otro… ¡Pum! De repente ya no están, dejan de trabajar. Yo tuve tiempo suficiente para pensarlo, afortunadamente. Y si digo afortunadamente es porque no me pasó como a muchos colegas, cuyo trabajo comienza a verse mal o deteriorado. Por fortuna, yo no tuve que esperar a que mi trabajo no tuviera la calidad necesaria, o que no estuviera a la altura como a uno le gusta. Desde mi perspectiva, pude retirarme a tiempo”.

“No aprenden”, caricatura puntual, precisa, de Helioflores, publicada en El Universal; retomada desde @Helioflores_mex.

“Lamentablemente, la gran mayoría de los medios de comunicación son eso: negocios”

—La prensa ha modificado bastante su sustancia informativa debido a la Internet que ha dado vida a los portales de la inmediatez informativa no siempre con resultados eficientes en la sociedad, ¿qué hacer ante esta nuevas entregas periodísticas, qué hizo Helio Flores ante el arribo de la web?

—El arribo de las nuevas tecnologías ha traído sus cosas buenas y sus cosas malas. Es cierto que en las redes sociales abunda el meme inocuo, muchas veces sin gracia ni humor. Sin embargo, de vez en vez sí veo creatividad en algunos de ellos. No siempre, pero sí la hay.

“Sin embargo, insisto, las nuevas tecnologías sí han traído cosas positivas, como la rapidez e inmediatez para hacer ciertas cosas. Me explico: décadas atrás, a muchos de nosotros se nos dificultaba enviar nuestro trabajo cuando estábamos de viaje. Era imposible. También era muy normal ir a entregar personalmente tu cartón a las puertas del periódico o la revista. Hoy ya no es así en ninguno de los dos casos. Eso ha cambiado.

“Creo que todos tuvimos que adaptarnos a las nuevas tecnologías y a la web. Para muchos caricaturistas ha hecho su trabajo más fácil o, más bien, más práctico; por ejemplo, corriges en la computadora tu cartón. Por otra parte, entre las cosas no muy positivas es que no todos los nuevos caricaturistas han aprendido a utilizar el color en el dibujo; a veces veo monótonos sus cartones, hablando del color. No lo saben utilizar.

“Y, sí, tienes razón, Víctor: la prensa ha modificado bastante su sustancia informativa debido a la Internet, que, como bien dices, ha dado vida a muchos portales informativos de dudosa calidad. Todo se ha vuelto rapidísimo. Ya no es como antes, que tú veías las noticias clave o más importantes por televisión o las escuchabas por radio. Ahora te enteras mucho más rápido por las redes y ya no por la prensa.

“Sin embargo, para mí, esto también ha permitido el surgimiento de una gran cantidad de periodistas independientes. Gracias a las redes sociales e internet hay más periodistas independientes que nos presentan sus comentarios y sus análisis. Mucha gente se ha acostumbrado a escucharlos, a seguirlos. Y no sólo eso: también mucha gente ya les cree más a ellos que a la prensa tradicional y corporativa.

“La prensa tradicional está pasando por una crisis severa. Y esa crisis no solamente se debe a eso, a su credibilidad, también se debe, y sobre todo se debe, a que ya no reciben dinero por parte del gobierno, o, al menos, ya no como antes. El gobierno daba miles de millones de pesos a la prensa corporativa. Los tenían cooptados y comprados. Vivían del chayote, como se le llamaba. Los grandes empresarios de los medios, los dueños y propietarios de la prensa, son millonarios porque recibían millones del gobierno en turno. Esa prensa era la que teníamos.

“De hecho, resulta complicado hallar en los medios tradicionales y corporativos esa verdadera prensa que era, que es, la que muchos lectores quieren y desean. Por eso digo y celebro que ahora se haya ampliado el panorama, hoy tienes más opciones. En muchos casos, para mí, con estos nuevo medios que hay en Internet uno recibe mucho mayor y mejor información que en la prensa escrita, que en la prensa tradicional y corporativa. Es más, yo ya no leía prensa escrita; sólo me dedicaba a escuchar a periodistas independientes a través de sus redes sociales o en sus sitios web. Son periodistas que informan realmente. Muy profesionales. Analizan y hacen de todo de forma más independiente. Pero, además, varios de ellos fueron despedidos o echados de la prensa escrita o de la tele, o decidieron renunciar a sus medios ante la presión de los dueños por seguir una línea editorial y no dejarlos ser independientes.

“Herida abierta”, cartón de Helioflores, publicado en El Universal; retomada desde @Helioflores_mex.

“Así que, sí, es interesante el panorama que nos ha tocado ver en este sexenio, hablando de la prensa. En algunos casos, hemos visto el verdadero rostro de algunos periodistas y de sus medios. Lo que decía hace un momento: este gobierno cortó radicalmente lo de la entrega del chayote, y cayeron muchas máscaras. Entonces, ahí se vio quién estaba realmente haciendo periodismo y quién nada más vivía del gobierno. Periodistas millonarios que ahora sólo están haciendo el ridículo porque lo que ellos consideran prensa, o lo que ellos escriben, ya es solamente resultado de su odio y de su rencor porque ya no reciben dinero.

“Entonces, para mí el buen periodismo es lo que están haciendo ahora varios de los periodistas independientes, lo cual no quiere decir que no haya buenos periodistas en la prensa corporativa. No dudo que en la prensa escrita todavía haya uno que otro que esté haciendo lo que muchos de nosotros consideramos periodismo del bueno.

“En cuanto a la caricatura: una de las cosas que suele ocurrir en el medio es escuchar, de manera insistente, que el caricaturista debe criticar al poder. Sin embargo, eso no es tan simple. A mí me da la impresión que hoy algunos caricaturistas quieren centrar todo en la figura del Presidente; lo raro es que son los mismos que antes no lo hacían y ni siquiera lo pensaban. Actualmente me parece que a muchos se les ha olvidado que hay otros poderes: el económico, el empresarial, el militar, el religioso. Yo creo que hay que criticar al poder cuando éste actúa en contra de la sociedad o cuando busca el beneficio de sus propios intereses. Pero tú ves los cartones del día y el 95 o 98 por ciento critican a Andrés Manuel López Obrador, en varios casos de una manera tendenciosa o incluso con mentiras. Y a los periódicos eso les gusta. Y con justa razón. Están resentidos porque ya no reciben chayote… Lamentablemente, la gran mayoría de los medios de comunicación son eso: negocios”.

“¿Hacer caricatura política para terminar en las paredes de Fidel Velázquez?”

—La corrupción no se ha ido del entramado social, si bien el nombre de Helio Flores ha pasado incólume en estos azarosos menesteres. ¿Qué sucedía con usted ante el derroche de dinero que erogaba, por ejemplo, Fidel Velázquez comprando cartones de diferentes moneros aunque, o sobre todo, era él el personaje central de la diatriba periodística?

—Eso es precisamente lo que comentábamos hace un momento sobre la relación entre prensa y gobierno. Porque Fidel Velázquez, en su tiempo, era blanco fácil de los moneros. Él y lo que hacía (o dejaba de hacer) eran temas que se trataban a diario. Sin embargo, realmente a él no le importaba este tipo de crítica. Así que pagaba muy bien por estos cartones. Luego resultó que muchas de estas caricaturas estaban colgadas en su trabajo, adornaban las paredes de su oficina. Y, entonces, la pregunta que uno se hacía era: ¿hacer caricatura política para terminar en las paredes de Fidel? A mí me parecía, y me sigue pareciendo, que es lo peor que le puede pasar a un monero. Y le pasaba a todos, incluidos caricaturistas honestos. En mi caso no sucedió eso porque nunca hubo alguien al que le interesara mis cartones, ja-ja. Nadie me ofrecía dinero por mis cartones. Ese fue mi camino en la vida. Algo que además agradezco mucho ahora.

“En el Hombre de Negro yo tendía más a la composición”

—Aparte de sus cartones cotidianos, se rememora su introducción al arte del historietismo con personajes como el Hombre de Negro, que, como Boogie el Aceitoso o Mafalda, han trazado otro espacio en la periferia del dibujo periodístico, ¿por qué este tipo de trabajo fue difuminado drásticamente del orbe editorial mexicano?

El Hombre de Negro en edición del Fondo de Cultura.

—Sí, el Hombre de Negro era algo que me gustaba hacer. Porque, como sabes, es muy diferente hacer cartón político que historieta. Quizá parezca absurdo decirlo, pero para pensar incluso en una historieta es algo diferente. Una historieta es eso: una historia desarrollada. Y, en cambio, un cartón es todo lo contrario: es una historia simple. En una puedes extenderte. Darte el lujo, como me sucedió a mí con el Hombre de Negro, de crear silencios. Es decir, dejar espacios en blanco, sin dibujo, sin hablar. Y en el cartón político no se puede hacer eso, no puedes dejar fuera puntos que son necesarios. Sí, son conceptos diferentes. En la historieta tienes que jalar hacia un lado. Y en la caricatura política hacia el lado opuesto.

“A mí me gustaba mucho hacer el Hombre de Negro. Me gustaba experimentar ahí. Al principio eran historias muy largas, de seis o siete páginas, en la época de La Garrapata, que fue donde lo empecé, en 1968. Después se fueron reduciendo las páginas y, finalmente, quedaron en dos. Pero esas dos yo las cuidaba como si fueran seis, pues yo tendía más a la composición de la página. Debo decir que desde el inicio fue así: en el Hombre de Negro yo tendía y cuidaba más a la composición. Es cierto: me permitía jugar con los diálogos; colocaba a los personajes hablando y escuchando y contestando. Ya después sí me di el lujo de poner a los personajes solos, callados.

“La composición de la página para mí era lo más importante. Las figuras eran más libres. Me costaba mucho trabajo y se llevaba su tiempo, pero lo disfrutaba mucho. Tenía otra condición física. Así que me podía quedar hasta las 4 o 5 de la madrugada trabajando. Y me gustaba. Pero, sí, al final tardaba más en la composición de la página que en desarrollar la idea de la historia.

“Ahora bien, ¿por qué este tipo de trabajo fue difuminado del orbe editorial mexicano? Fueron varios factores. Y hablo exclusivamente del Hombre de Negro. Había lectores, sí, sin embargo no eran los suficientes. Esa fue una realidad. No teníamos muchos lectores para este tipo de obras. Los lectores eran contados. A mí me parece que también los empresarios fueron muy tímidos, no creyeron en ese tipo de obras.

“Pero, además, como me decía Rius, también era importante (lo era al menos en aquel momento) el propio desarrollo de la historia de los personajes. Eso era fundamental para que una historieta fuera aceptada, o, por lo menos, tuviera más lectores. Rius me decía, y me insistía en, que mis personajes no eran muy agradables. Y tiene razón, porque eran solitarios. Y yo le respondía que sí, que tenía razón. Yo mismo me daba cuenta; sin embargo, así me salían. Es más: incluso los villanos pueden ser simpáticos en su manera de comportarse; pero, en cambio, los personajes oscuros y solitarios, introvertidos, son menos aceptables. Los lectores buscan color, y el Hombre de Negro era todo lo contrario.

“Entonces, sí, fue una suma de factores lo que tuvo que ver para que la historieta no se desarrollara más. Pero quiero dejar algo en claro: no es una queja. Yo tengo muchos colegas cuyas historietas siguen los lineamientos, las reglas, para que tengan éxito. Es decir, personajes agradables, con mucho color. Vertiginosas. Y está bien. Muy bien. Pero la mía nunca fue así. No tenía esas condiciones. No era simpática. De hecho, si sobrevivió tanto tiempo fue porque yo era editor de La Garrapata… Ja-ja. ¡No debería de decir esto! Sin embargo, fue la verdad. En La Garrapata nació y se desarrolló la idea. Si el Hombre de Negro hubiera salido en otra revista, no creo que hubiera sobrevivido tanto tiempo. De hecho, ni siquiera hubiera tenido cabida. Y, sí, tuvo una corta vida, pero muy bien vivida. Es más, me atrevería a decir que me conocen más como el autor de El Hombre de Negro que como caricaturista político…”

Nueva edición de El Hombre de Negro, editado por Alias en 2023.

“El de caricaturista es un oficio de cambio, de evolución”

—Sé que a usted no le apetecen los consejos, ¿pero qué les diría a los nuevos dibujantes que incursionan en la prensa o, no sé, acaso el oficio del caricaturista ya posee otras definiciones?

—Así como a mí no me gusta que me den consejos, tampoco me apetece darlos. Además, nunca se me dio eso de dar consejos. Sin embargo, si tuviera que decir algo, sería que reconozco que al inicio pueden ser muy útiles para los jóvenes que comienzan.

“Hay cosas muy elementales… Bueno, más bien, de aprendizaje, que conviene aprender, cosas técnicas. Pero, también, cosas del tipo lo que no se debe hacer. Cosas que te llevarían a un precipicio; como, por ejemplo, ser un caricaturista corrupto desde el principio. Eso siempre es importante decirles, recordarles. Más adelante, poner atención sobre el estilo, la técnica, la manera de dibujar, el color (si es que lo utilizan).

“Yo siempre he dicho que el de caricaturista es un oficio de cambio, de evolución; lo que decíamos al inicio de la charla: entre más años tienes practicándolo, más vas descubriendo, ajustando tu estilo y encontrando soluciones. Para un caricaturista que apenas empieza es muy difícil tener un estilo, porque no tiene experiencia. Pero todo esto es el resultado de la dedicación y el cariño que se le tenga a la caricatura. Como cualquier otra actividad, la caricatura exige mucho ensayo, mucha práctica, mucho tiempo… Y ya lo dije: sobre todo mucho cariño. Eso es muy importante. Cariño para hacerla. De lo contrario, si la haces pensando en que te vas a volver rico, te vas a llevar una terrible decepción. Eso no resulta nunca. Te puede ir bien, por supuesto; pero eso ya depende de otros factores”.

Helioflores, TocToc (El hombre de negro) (1980). / Colección: Carlos Monsiváis / Museo del Estanquillo.

El caso complejo de Notimex

—Aunque algunos argumentos podían ser refutados informativamente en cartones periodísticos, como el abuso, me parece, que se dio exagerando la intervención contra la corrupción periodística de Sanjuana Martínez en la extinguida Notimex, cuyo final fue favorable a la corruptela impuesta en aquella agencia otorgándoles millonadas en las liquidaciones a los huelguistas y siendo burlados, humillados, los que deseaban un cambio en Notimex, sin duda hace falta una mirada reflexiva de los dibujantes, que en una sentada expresan su punto de vista, a diferencia de los columnistas o reporteros.

—El de Notimex es un tema complicado. Complejo. En primera, de lo que me di cuenta es que para defender a Sanjuana, o los que defendían a Sanjuana, siempre fueron sus amigos. O los que se llevaban muy bien con ella. Que era del Presidente hacia abajo. Eran, también, incondicionales de ella. Todo lo que ella dijo del sindicato, creo que fue verdad en parte. De toda la corrupción que acusó al sindicato, se llevó todo ante la justicia y se investigó y no encontraron todo lo que ella decía. No es cosa de capricho o que se haya quedado ahí, pues, hasta donde yo supe, algunos corruptos sí se fueron. Otros, es cierto, se quedaron. Pero el cambio se estaba dando.

“Por otra parte, está la actitud de la propia Sanjuana, su manera de ver las cosas. Es decir, lo que ella piensa es lo que debe de ser. Y no hay más. Por ejemplo, algunos caricaturistas que informaron o que criticaron su forma de llevar las cosas, entre ellos me apunto yo, se nos fue encima de una manera y un odio asombroso… A veces, lo que nos respondía no tenía nada que ver con el tema. Hasta donde yo sé, hay periodistas que la criticaron desde un principio y que se tuvieron que ir a vivir al extranjero porque ella hasta guaruras o no sé qué tipo de delincuentes utilizaba para seguirlos amagando y persiguiendo, y no solamente a ellos sino también a sus familias. Incluso, a estas alturas no descansan de atacarlos y llamarlos sus enemigos…

“Y eso me lleva a otro punto. Yo hice algunos cartones defendiendo al sindicato, es cierto, y sólo por eso me trató de su enemigo. En su perfil de X (Twitter) escribió algunos comentarios donde decía que yo hacía esos trabajos porque era muy amigo de fulano o de sutano, que eran sus enemigos ya de ella. Entonces, por ser amigo de ellos, que eran enemigos ya de ella, yo era igual a ellos, me trataba igual. A mí me parece que, al ser periodistas, todos estamos expuestos a la critica también. Supe de periodistas que se atrevieron a criticarla o investigarla y sufrieron las consecuencias de su mal carácter, un mal carácter que siempre estuvo favorecido por el Presidente que la defendió a morir.

“En este sentido, el Presidente expresó su opinión en este tema de Notimex, argumentos que a mí me parecieron siempre malos, y no dejé de criticarlo a él en mis cartones también. Y conste: él siempre dijo, él siempre trató de arreglar el asunto insistiendo en que las dos partes (o sea, Sanjuana y los representantes del sindicato) se sentaran en una mesa, dialogaran y llegaran a un arreglo. Eso dijo siempre el Presidente. Pero a la hora de la hora resultó que el sindicato estaba en la mesa y Sanjuana no. Yo recuerdo que hubo varias reuniones para buscar la solución y ella nunca se presentó a esas mesas de diálogo, y el Presidente la siguió defendiendo y además diciendo lo mismo: siéntense a dialogar. Y no sólo eso. Hay que recordar que, durante casi todo el tiempo que duró el conflicto, ella siempre fue abrigada por el poder máximo, el Presidente, cosa que a ella le favoreció en todos sus odios y todas sus venganzas. Y tampoco hay que olvidar que al principio sí despidieron a muchos corruptos de parte del sindicato, sin embargo, de parte de ella, en la dirección de la empresa ella metió a muchos de sus amigos y, según información de periodistas, algunos eran corruptos y cobraban sueldazos.

Helioflores. / Foto: Cuartoscuro.

“Y, sí, tampoco voy a negar que la información que recibimos de cada uno de los bandos pudo estar sesgada o a conveniencia, que tendrá sus fallas. Pero, suponiendo que la información que tengo esté errada, no sea la buena o equis, por qué ese comportamiento de Sanjuana hasta la fecha, cuando ya Notimex desapareció. Sus enemigos siguen siendo sus enemigos y los sigue persiguiendo. ¿No acaso el propio Presidente repitió durante todo su sexenio ‘yo no tengo enemigos, tengo adversarios’? ¿Acaso no podemos disentir de lo que hizo y de cómo llevó las cosas? A mí me da la impresión de que ella quiso ser la dueña del sindicato y hacer lo que quisiera. El sindicato siempre fue su enemigo y no quiso dialogar con ellos para llegar a un arreglo, a pesar de que era algo que quería el Presidente… Pero, insisto, podemos estar errados de lo que sabemos de ambos bandos.

“Al final, yo lo que hice (y que es lo que siempre hago) fue poner en la balanza las cosas: de un lado los trabajadores del sindicato y del otro lado a las empresas y directivos, porque estos últimos siempre tienen la ventaja. Y Sanjuana tuvo siempre esa gran ventaja y los trabajadores no. Sanjuana tuvo al propio Presidente de su lado. Era una situación muy dispareja… Lo único que yo hice fue seguir mis instintos de periodista. Pero, insisto, fue un caso muy complejo. Y ya no digo más”.

“Otros dirán: ¡uf, qué bueno que ya se fue Helio Flores!”

—¿Qué vamos a hacer los lectores ahora sin Helio Flores?

—Sólo el tiempo juzgará qué tan importante ha sido y fue (si es que lo fue) mi trabajo. Y los lectores, desde luego. Es el ciclo de la vida. Mira lo que pasó con Pedro Infante: murió joven y la vida tuvo que seguir. ¡Y no es que me compare con él! Mucho menos que yo me sienta indispensable. Lo que quiero decir es que eso pasa también en la caricatura. En este momento hay otros caricaturistas que ya tienen un buen lugar. Nadie es insustituible en ningún oficio o profesión, y eso incluye el de la caricatura. Entonces, los lectores hallarán otro caricaturista de cabecera. Es parte de la vida. A lo mejor habrá unos que me extrañen, y otros que van a decir: ¡uf, qué bueno que ya se fue! Ja-ja…

Libros y una exposición-homenaje

En noviembre de 2022, la editorial Alias puso en circulación Nuestra democracia, una selección de 256 cartones del maestro Helioflores, realizados entre 1968 y 2022. “Esta edición conforma un afectuoso homenaje al imprescindible monero mexicano”, señaló la editorial en aquel momento.

Un año después, en febrero de 2023, el sello publicaría la segunda parte de ese homenaje y vio la luz El Hombre de Negro, una compilación con más de noventa historietas realizadas entre 1968 y 2018; se trata de “la colección más completa que se ha publicado hasta ahora en torno al enigmático personaje”, apuntó la editorial.

Es importante recordar que una compilación del Hombre de Negro también circuló bajo el sello del Fondo de Cultura Económica, con el título homónimo.

Momentos clave de la historia de México

Por otra parte, sigue en exhibición la muestra El Hombre de Negro y otros cartones políticos, de don Helio Flores, en el Complejo Cultural Los Pinos.

Inaugura el pasado 13 de agosto y vigente hasta el 31 de octubre de este 2024, la exposición está integrada por más de 130 piezas que ofrecen una mirada profunda y crítica a los temas políticos, sociales y culturales que han moldeado el México moderno. “A través de sus agudas caricaturas, Helio Flores, mejor conocido como Helioflores, retrata de manera delirante y con maestría momentos clave de la historia de México, capturando la esencia de un tiempo convulso y de transformaciones”, dice el comunicado de prensa de la Secretaría de Cultura federal.

Dentro de esta exhibición se podrán encontrar, además de cartones originales, el recorte de periódico de su primer cartón publicado en Xalapa, Veracruz —de donde es oriundo—, y acrílicos sobre tela, que muestran la extraordinaria calidad del trabajo de Helioflores.

“Mis cartones representaron en cierta medida una forma de protesta contra el abuso de poder”, dijo el caricaturista durante la inauguración, el pasado agosto. “Para mí, ha sido un privilegio, el medio para exponer las fallas en las acciones de gobierno, ya sea por negligencia o por corrupción”.

La exposición está abierta al público de manera gratuita en la sala Miguel Alemán del Complejo Cultural Los Pinos, de martes a domingo en un horario de 10:00 a 18:00 horas. Las redes sociales del recinto son X (@CC_LosPinos), Facebook (/LosPinos.Cultura) e Instagram (@cc_lospinos).

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