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Los claroscuros de la selva: el hombre y la naturaleza

Ya circula el nuevo libro de Vicente Francisco Torres, «Del infierno verde al paraíso perdido / La narrativa de la selva en América Latina»; Tomás Bernal Alanís nos habla de él

Enero, 2024

Escritor, profesor e investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Azcapotzalco) —además de colaborador en estas páginas culturales—, Vicente Francisco Torres tiene un nuevo libro: Del infierno verde al paraíso perdido / La narrativa de la selva en América Latina. De él nos habla en las siguiente líneas su colega en la institución universitaria, Tomás Bernal Alanís: “El texto es a imagen y semejanza de la selva, un mundo de ideas, temas, autores, países, regiones”, escribe aquí. Por cierto, este texto fue leído por el autor el pasado 15 de diciembre (de 2023), durante la presentación del libro en la UAM-Azcapotzalco. Es reproducido con autorización.

Le gustaban el balanceo que el agua le imprimía,
el follaje de las ramas de los sauces que caía sobre su rostro
y el silencio y la atención de los pescadores allá a lo lejos.
Pascal Quignard, Todas las mañanas del mundo.

Para mí es muy grato, en el sentido amplio de la palabra, comentar un texto de mi amigo y colega de batallas en la vida y en la lectura Vicente Francisco Torres. Es un placer degustar una obra tan finamente elaborada en el tiempo y de un trabajo artesanal a plena conciencia.

La obra que comento hoy es de un título sugestivo: Del infierno verde al paraíso perdido / La narrativa de la selva en América Latina, publicada por la Universidad Autónoma Metropolitana en el año de 2022.

El texto es a imagen y semejanza de la selva, un mundo de ideas, temas, autores, países, regiones, y tiene en sí la luminosidad enciclopédica y seguramente un referente esencial en la temática de la selva. Obra escrita con una fluidez, como los ríos cristalinos de la selva, donde el lenguaje pernocta en ese mundo maravilloso y apasionante que es la selva.

Construida como un ajedrez, donde sus piezas se mueven en múltiples direcciones y tiempos que nos muestran los distintos rostros de su imponencia natural. Como ecosistema, es prueba irrefutable de su relación incesante con el ser humano, como lo indica al inicio el autor:

La ruptura de los ecosistemas por los seres humanos, con su caudal de aniquilamiento de la vida, no empezó con la revolución industrial, ni siquiera con el descubrimiento de América o con el colonialismo europeo. La destrucción de la naturaleza es una tendencia, consciente o inconsciente, del género humano (Torres, 2022, p. 15).

La relación imperecedera entre el hombre y la naturaleza se pierde en la noche de los tiempos, donde la convivencia de la naturaleza y la cultura inician un diálogo hasta nuestros días. La selva conserva todavía pequeños resquicios de esa virginidad ancestral, donde aún la huella del género humano no ha pisado los caminos de la misma.

Vicente Francisco Torres se abocó a esta aventura delirante, como el propio Lope de Aguirre, por recorrer a través del tiempo el reto que significó para la condición humana el acercamiento, transformación, explotación y aniquilación del mundo verde. Travesía humana que llevó, en sí, conocer ese mundo alejado por mucho tiempo de los espacios civilizados.

Vicente Francisco Torres.

Con el tiempo y bajo la aureola del pensamiento antropológico los mundos de la civilización y la barbarie, la del mundo europeo y el llamado nuevo mundo, el yo y los otros, iniciaron una intensa y apasionante aventura humana para conocer lo desconocido, para acercarse al otro, al diferente, al que utilizo para identificarme a mí mismo y dialogar con él en el tiempo y el espacio.

Como lo explica atinadamente el historiador Mario Rufer, para intentar entender y aproximarse al mundo delirante del juego de las naciones para construir sus ojos imperiales y extenderlos por el mundo entero, como una lógica de dominación:

Las ruinas son una fascinación contemporánea y sobre esto se ha escrito mucho. La relación entre ruina y modernidad, ruina y capital, ruinas y procesos de despojo colonial-imperial es de sobra conocida (Rufer, 2023, p. XXIII).

Bajo esta lógica la selva fue vislumbrada como un espacio de riquezas, de aventuras, de conocimiento, de extrapolaciones humanas. Todas acordes con la saciedad humana para conocer y después sacar provecho de esa curiosidad y conocimiento de un lugar inexplorado.

Las pasiones y los intereses humanos se desplegaron en la búsqueda de mitos con el descubrimiento del nuevo mundo: la ciudad dorada, las amazonas, entre otros despertaron el interés por recorrer caminos nuevos e intransitables. Cronistas, viajeros, descubridores, científicos, aventureros, militares, la misma iglesia, los Estados nacionales, desplegaron sus armas y su poderío para realizar conquistas militares y espirituales, el mundo moderno estaba tomando su faz y esta relación existe irremediablemente hasta nuestros días.

La selva latinoamericana se convirtió en un espacio de búsqueda, de comunión, de identidad, de trabajo, de injusticias, de placeres, de castigos y persecuciones, en fin, en un mundo por sí misma. Su inescrutable naturaleza fue siendo develada por la llegada del ser humano a ella. La selva significó la entrada y salida de las pasiones humanas, el infierno y el paraíso, se conjugaron en una apuesta por la Historia, el progreso y la felicidad humana.

La selva se aposentó ante los ojos delirantes de los extraños y fue espacio de luchas, invasiones, por mantener el orden telúrico de su feracidad y riquezas de sus materias primas: el caucho, las maderas preciosas, los minerales, fueron algunos elementos naturales que enriquecieron los sueños del invasor y el poder de destrucción de las fuerzas sociales del capital y sus procesos extractivos.

Por ella ha desfilado una pléyade de personajes que, de alguna manera, ensancharon el mundo, de aquel mundo ancho y ajeno que nos habló Ciro Alegría. La ciencia, la arqueología, la antropología, la sociología, la biología, la historia, y sobre todo, la literatura encontraron en el mundo selvático un filón infinito de aspectos por conocer, explicar, entender y propagar su existencia por el mundo.

El sonido y el silencio, el amanecer y el anochecer, marcaron los tiempos de una sinfonía de voces y sonidos que corroboraron que existía un mundo en ebullición, de la lucha diaria por la sobrevivencia de las especies. Del encuentro inexorable entre el hombre y la naturaleza de ese proceso ineludible de domesticación de la naturaleza por la cultura.

Portada del libro de Vicente Francisco Torres.

Los viajes a la misma selva y el poder de la imaginación humana y literaria inundaron el mundo con tratados, diarios de viaje, escritos científicos, relatos, novelas y un sinfín de documentos que han hecho de la selva un tema recurrente en la literatura latinoamericana. Desde las utopías hasta la destrucción permanente del ecosistema selvático, la mirada del hombre se ha maravillado y aterrorizado por un inmenso mundo por explorar, clasificar y comparar con otras regiones, otras culturas, otros países.

Ese corazón de las tinieblas también existe en tierras americanas donde la selva virgen fue invadida y destruida en nombre del progreso, de la historia y el capital. Fue el botín repartido por el mundo imperial que hacía gala de su racionalidad económica. Esta literatura investigada por el autor, nos remite a lo afirmado por Irene Vallejo:

La literatura nos ayuda a construir una nueva capacidad de comunicación con seres diferentes. Gracias a los libros, habitamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada. Y, en un mundo narcisista y ególatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos (Vallejo, 2023, p. 16).

No me queda más que invitarlos a la lectura de este fascinante libro y adentrarse en los claroscuros del mundo maravilloso e incógnito de la selva. Termino con las palabras del autor que dan razón de su misma creación literaria:

Estas páginas, llenas de ríos caudalosos y vegetación exuberante, de nostalgia por el paraíso, la aventura y la utopía, se propusieron ser un recuento, nostálgico también, de una literatura que siempre me atrajo… A final de cuentas descubro que elegí un mundo libresco enorme, y entre mis dedos se escurren obras que fluyen hasta mis libreros y allí se quedan, formando un remanso (Torres, 2022, p. 255).

Mundo libresco que seguramente Vicente en sus andanzas por las librerías de viejo pescó y que hacen de su texto un manantial impetuoso de obras inéditas y poco conocidas que realzan aún más su trabajo literario.

[Tomás Bernal Alanís: profesor-investigador del Departamento de Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco.]

Bibliografía:

Gnecco, Cristóbal y Mario Rufer (comps.). (2023). El tiempo de las ruinas. México, Universidad de los Andes / Ediciones Uniandes / Universidad Autónoma Metropolitana.

Lévi-Strauss, Claude (2021). Tristes trópicos. Madrid, Espasa.

Quignard, Pascal (2023). Todas las mañanas del mundo. México, Galaxia Gutenberg / Colofón.

Torres, Vicente Francisco (2022). Del infierno verde al paraíso perdido. La narrativa de la selva en América Latina. México, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.

Vallejo, Irene (2023). El futuro recordado. México, Debate.

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