Julio, 2023
Nació el 21 de julio de 1948, en Rosario, Argentina. Hijo de músicos, aprendió guitarra y piano, y comenzó a escribir sus primeras canciones a los doce años. Entre 1963 y 1966 integró Los Gatos Salvajes, agrupación pionera del rock de autor en español, y en 1967 reapareció al frente de Los Gatos, grupo con el que alcanzó reconocimiento masivo, nacional e internacional. Tras la disolución de la banda en 1970, comenzó una carrera solista que progresivamente fue ampliando su perspectiva musical, desde el tango y el folclore argentino a las expresiones de raíz jazzística. Hoy, con alrededor de mil 200 canciones escritas —varias de ellas contenidas en un centenar de álbumes propios—, y a sus casi 75 años de vida, no parece pensar en el retiro. Por el contrario. Su creatividad y producción artística siguen imparables. (En junio, por ejemplo, acaba de ver la luz su nuevo disco, Temporada 75, Pt.1: Silbando en el amanecer). Víctor Roura ha conversado con Litto Nebbia, pilar del rock argentino y —ni duda cabe— del latinoamericano. ¿El motivo de la charla? Sumarnos justamente al festejo de sus 75 años de vida.
El padre del rock argentino Litto Nebbia cumple 75 años este 21 de julio, aniversario que festejará como sabe hacerlo: de manera creativa, con una caja que constará de una docena de discos compactos con grabaciones inéditas de conciertos en vivo en diversas partes del mundo que ha guardado con extremado sigilo para una ocasión especial como ésta. Pese a la pandemia que afligió y oscureció a gran parte de los músicos —incluso en ocasiones desgraciadamente de manera literal—, el rosarino no se ha cruzado de brazos y ha continuado ejerciendo su nítida vocación musical grabando material sonoro o publicando libros para transparentar su ejercicio roquero que lo mantiene en un sitio cimero no sólo en su Argentina sino en toda Latinoamérica. Para celebrar su septuagésimo quinto aniversario natal conversamos, en línea, con este diestro roquero para adentrarnos aún más en sus ideas y en su candente oficio que lo sitúa en un primerísimo lugar musical. Litto Nebbia nos ha respondido todas nuestras preguntas desde su Argentina.
Funciones canceladas
—Después de la aparatosa pandemia, que dejara inmovilizada la actividad musical, ¿cómo se encuentra el estado de salud del rock argentino, cuyo padre prácticamente es, sigue siendo, va a continuar siendo, Litto Nebbia?
—Mucha ebullición con la música en nuestro país. Por suerte, de todos los estilos que prefieras. Nosotros regresamos justamente de México, esta última vez, el día que comenzaba lo que llamamos la cuarentena, por la pandemia. Nadie sabía cuánto tiempo iba a llevar esta locura, y finalmente se fueron dos años. Por supuesto que se nos suspendió todo lo que teníamos programado. Por un lado, íbamos a presentarnos en el Lollapalooza [festival musical en Estados Unidos] y de ahí estaríamos en Perú, invitados para el aniversario de la histórica banda El Polen. Y de allí un poquito del verano español tocando por Madrid, Valencia, Mallorca y otros lugarcitos hermosos… para culminar el año aquí en Buenos Aires celebrando el 40 aniversario de “Sólo se trata de vivir” [canción de Nebbia del año 1981 incluida en su álbum Creer, pieza que ha sido interpretada por diversos artistas como Mercedes Sosa, Andrés Calamaro y Fito Páez]. Menos mal que antes que comenzara este descerebro, pudimos tocar para celebrar este aniversario en México en las ciudades de Aguascalientes y Monterrey.
“Necesitamos de la gente”
—Luego de contar en un libro tus peripecias en el rock, ¿qué anécdotas musicales le han ocurrido a Litto Nebbia en esta etapa oscurecida por la epidemia mundial?
—Fueron dos años de incertidumbre, tratando de mantener la calma y serenidad, sin abandonar esta plena vocación que uno vive con el arte.
“Mi esposa Alexandra comenzó a pintar y fue evolucionando hasta lograr un estilo personal, que ha nacido de alguna manera por intuición y destino.
“En lo personal, continué desarrollando virtualmente conversaciones con el periodista Pablo S. Alonso hasta que conformamos las 430 páginas del libro que casualmente recién acaba de ser publicado [en Argentina]: Reflexiones de un hombre singular / Conversaciones sobre discos y canciones (1965-1982). También logré grabar un par de álbumes, de registro bien casero pero con óptima calidad de sonido. Mucha música instrumental, orientada a lo orquestal, tipo bandas sonoras. Uno de los álbumes (que ya publicamos en CD & vinilo) es Cuadernos del cine francés de los 60, un trabajo dedicado al cine de ese país al que asistí durante mi adolescencia, cuando nace la nouvelle vague. Todas esas películas de los grandes Jean Luc-Godard, François Truffaut, Alain Resnais y tantos otros que marcaron un poco la historia del cine en ese tiempo. Todos sus filmes por supuesto tenían bandas sonoras divinas, de gente como Michel Legrand o Georges Delerue y así… Lo que hice fue motivarme con la evocación de estas cintas que me marcaron en mi juventud, y escribirle música a cada una de ellas.
“A continuación grabé el CD Cuadernos de apuntes sonoros, también relacionado con pequeños homenajes y viñetas motivadas por históricos filmes. Este es un disco que aparece a modo de souvenir incluido en el libro Las letras de Nebbia que me publicó en ese tiempo la Universidad Nacional de Córdoba [Argentina]. Todo esto sumado a que realicé muchas participaciones como invitado en discos de otros artistas amigos. Y, por supuesto, dentro de lo posible seguir componiendo con la ilusión que pasara este tiempo de una postergación bastante especial para nuestra profesión. Porque necesitamos de la gente”.
Los negocios de la industria
—Los tiempos ahora sí han cambiado, aunque para Bob Dylan comenzaron a modificarse desde fines de la década de los sesenta del siglo XX. ¿Qué depara a los compositores la desaparición de la música grabada físicamente?
—La música grabada y editada físicamente nunca desaparecerá… lo que está pasando no es nada más que una nueva estrategia de la Industria para poder dominar a su antojo los derechos autorales. Así como existen hoy las fake news en la política, también existen en lanzamientos de productos, como en el deporte y en cualquier lugar donde pueda existir algún indicio de consumo masivo… Hagamos memoria. Para ir preparando la llegada del disco compacto, la Industria menospreció al disco vinilo (LP) declarándolo caduco, antiguo, obsoleto y no sé cuántos disparates más. Y apareció el CD en todo el mercado a un precio que era muy superior a su costo de fabricación. Ahora, hace unos años, luego de haber convertido a todos los majors de la industria en más millonarios de lo que ya eran, muy de a poco volvió a salir el disco vinilo reivindicándolo, publicitando sus condiciones irrefutables de calidad.
“En un inicio fue destinado a venderle la novedad a las nuevas generaciones. Y también ha servido para volver a rescatar obras clásicas del rock, del folk, de toda la música popular en general. Y nuevamente el precio de cada disco vinilo es excesivamente superior a su costo real. No quiero pasarme mil horas dando ejemplos, no quiero cansar a nadie. Dicen que los CD ya no se venden más… y eso no es verdad. Sólo en Estados Unidos durante 2021 se vendieron 46 millones de discos compactos. Tan mal no les ha ido.
“Es cierto que el mercado se ha repartido con una diversidad de productos… se venden millones de CD, millones de LP y se consume música virtual por doquier, y hasta se venden ediciones de casete en algunos lugares. Paralelamente a esta situación, a la industria le conviene más que no exista ninguna edición física pues se benefician al no tener gastos de empleados, fábricas, estudios, imprentas, transportes, jubilaciones, etcétera etcétera. Pero para que el plan cierre perfecto necesitan ser propietarios de los derechos editoriales (publishing). Por eso han iniciado, con una publicidad enorme, a comprar catálogos de canciones de artistas súper famosos.
“Un estudio realizado hace unos meses en Estados Unidos muestra que se vendieron más de 90 millones de vinilos, pero que solamente la mitad de los compradores tiene aparato reproductor (tocadisco). O sea, se trata de un consumo tipo souvenir, sin ningún ánimo de coleccionismo ni de proteger el gusto musical. Entre tantas otras cosas, por eso además en las plataformas digitales NO figuran los nombres de los músicos que tocan, y mucho menos los autores. Sólo se busca inmediatez en las ventas”.
“En lo personal no extraño nada porque sigo haciendo mis discos”
—¿No extrañas la forma anterior de crear proyectos musicales en lugar de inventar una canción, tal como se hace ahora en las plataformas digitales?
—En lo personal no extraño nada, porque gracias a Dios sigo trabajando de la misma manera en que fueron mis inicios. Me refiero en cuanto a vocación, entusiasmo, pasión, con los oportunos cambios tecnológicos, pero sigo haciendo mis discos. Ahorita nomas, en julio (que es mi aniversario), estamos publicando Los Archivos de Nebbia, un box set de luxe con doce CD que contienen 210 grabaciones inéditas de conciertos míos por España, México, Rusia, Holanda, Chile, Uruguay y, por supuesto, Argentina. Claro que reconozco que hay un deterioro en el negocio de la producción… es como si lo único que importara fuera sólo el dinero.
“En efecto el negocio ha existido siempre, y uno no está en contra de eso, pero en otros tiempos se podía convivir mejor entre gente que sólo quería dedicarse al arte de una manera puramente mercantilista y otra en forma más artística y espiritual… Todo eso ha cambiado. Pero pienso que de alguna manera será algo transitorio. El verdadero Arte, el Mundo de los Sueños, la Poesía, la Originalidad, todo eso nunca parará…”
“Con esta variedad de experiencias, estoy vivo”
—Sé que esta pregunta puede resultar infructuosa, ¿pero dentro de todo el catálogo de Litto Nebbia habrá un álbum entrañable para este autor o cada uno de ellos le merece un reconocimiento especial?
—Es cierto que cada álbum tiene su historia, su personal motivación. No es solamente tomar el manojo de canciones y ahí vamos… Tengo algunos álbumes donde disfruto de la química que se produce al estar tocando con otros músicos. Y en mi caso personal especialmente cuando, con mi larga carrera, comparto con muchachos de otra generación.
“Estos últimos años he tocado bastante con la gente de Los Reyes del Falsete, que son muy jovencitos, pero con ese ánimo voraz de conocer y disfrutar tantas cuestiones sesenteras. Lo mismo pasa con la banda Pez que lidera el guitarrista Ariel Minimal. He grabado con ellos el álbum Rodar, y del mismo modo Ariel Minimal toca y graba en mis discos como solista. De alguna manera actuamos como históricamente sucede en el jazz, donde todos tocan para todos, según sea el líder o el disco que se esté haciendo. Esta es una forma excitante que desarrollo, y que viene conmigo desde la adolescencia.
“Hoy en día se producen pocas cosas así, porque la mayoría de los convites musicales entre artistas casi siempre responden a la firma discográfica. No veo mal que hagan eso en cuanto a cuidar el negocio, pero con respecto a la libertad y espontaneidad de la música… es un aburrimiento.
“También he realizado un par de álbumes uniéndome con los hermanos Juan y Marcos Núñez, dos extraordinarios instrumentistas, bandoneón y guitarra respectivamente, más el percusionista Cacho Bernal. Todos son de Misiones, parte del litoral argentino donde se toca tradicionalmente mucho chamamé (ritmo típico de la zona). Lo que tocamos es una fusión de algunos temas clásicos y otros originales nuestros. Por eso el grupo se llama Amigos del Litoral.
“De igual manera hicimos un par de álbumes con el Power Sur Trio, un proyecto más eléctrico, donde toco mucho más la guitarra eléctrica justamente. Con una base rítmica muy buena, de Gustavo Giannini en el bajo eléctrico y Julián Cabaza en batería. Lo bautizamos así: El poderoso Trío del Sur, porque nació tocando por esos lugares tan distantes.
“Con esta variedad de experiencias, de compartir el arte, siempre crezco, estoy vivo. Los jóvenes aprenden mucho de mí, pero a mí me pasa la misma cosa… y cuando se trata de abordar otra rítmica, una impronta distinta que pertenece a otra región, ¡vaya si no aprendes!
“Lateralmente de todo esto hago muchos discos donde toco la mayoría de los instrumentos. Son álbumes más de songwriter (de compositor). Toco teclados, guitarra, bajo eléctrico y hasta batería, pero no para demostrar lo que sé: sencillamente sentirme cómodo en cuanto a la sonoridad que voy a darle a cada canción. Digamos que es una manera más artesanal de montar una grabación. Me siento cómodo porque el estudio de Melopea [su casa discográfica] lo conozco desde siempre, lo mismo que al técnico Mario Sobrino. Y no olvides que allí en esa casona en Villa Urquiza, que es donde funciona nuestro sello independiente desde hace más de 30 años, ha sido (y es en espíritu) la casa de mi madre, Martha.
“Quise contarte tantas cosas que finalmente no te respondí exactamente lo que me preguntabas: un álbum entrañable… podría citarte algunos de diversas épocas: Argentina de América, Litto Nebbia & Los Hermanos Ingaramo, Nueva York es una ciudad solitaria, Facundo Cabral & Litto Nebbia, En medio de los hombres, Rodar (de Nebbia y Pez), Cuadernos del cine francés de los 60, Nostalgias del Harlem español, por citar algunos…”
“Gente que se cree mucho más de lo que es”
—En otro sentido, en una revisión exhaustiva en la obra de Litto Nebbia en este feliz aniversario de vida, ¿encuentra o recuerda algún anecdotario en contra de su naturaleza creadora, algo que haya realizado en desacuerdo con la propuesta o algo que le haya incomodado en un concierto o durante una grabación en el estudio?
—Por una cuestión de carácter, de filosofía personal y tal vez de destino, nunca hice algo en desacuerdo. Pero es un ambiente difícil éste. Tenés que estar siempre en guardia. Demasiada vanidad alrededor. Mucho show off. Gente que se cree mucho más de lo que es.
“Pero no hay que temerle a nada de esto. Es cierto que está lleno de buenos músicos que son nobles y humildes. Y no olvidemos el público… sin el público no seríamos nada.
“El músico tiene que estar siempre atento, defendiendo sus derechos. Aquí en Argentina, a pesar de que ocurren desmadres artísticos excesivamente comerciales, también hay toda una corriente de músicos de nuevas generaciones que funciona muy bien. Mucho de eso pasa en Rosario, de donde tengo el orgullo de haber nacido…
“Tenemos también el aporte del Inamu (Instituto Nacional de la Música), que ayuda con su coparticipación a docenas de proyectos. Y ahora se está trabajando para lograr La Casa del Músico, que sería un predio que estaría un poco más dentro del orden de ayuda social”.
“Humildemente no querés ser el esclavo de la música”
—Ciertamente una cosa admirable de los compositores argentinos es que no dependieron de los medios electrónicos para exhibir sus respectivas cualidades artísticas, a diferencia, digamos, de los mexicanos que apenas empiezan a independizarse de este encadenamiento debido a las plataformas digitales…
—Es cierto eso. A pesar de que nunca fue aquí como me hubiera gustado, siempre hubo alientos de crecer, ideas de independencia, de no dejarse explotar en definitiva. Porque el tema de ser independiente es muchas veces tergiversado y pueden acusarte de que querés ser el dueño.
“Y por supuesto para nada querés ser el dueño, humildemente y justicieramente no querés ser el esclavo. O acaso este intercambio de roles no sucede a menudo en la industria cuando obligan o exigen a un artista una condición comercial sine qua non en su repertorio.
“Pero, bien, Argentina tiene una tradición muy importante de compositores en los dos géneros madre de nuestra idiosincrasia: el tango, la música ciudadana, por un lado, y el folklore, que atesora toda la diversidad rítmica de nuestro interior. Luego aparece (cumpliendo ya 50 años) el rock argentino, con todas sus variantes de estilos, cantores y compositores… ¡Viva la Música!, me digo…”
“Todo esto es un viaje”
—No dejas de trabajar ni de unirte a demasiados músicos para crear sonidos, experiencia casi desconocida en México de no ser, ¡ay!, por los ejecutivos de las casas discográficas que instan a grabaciones comerciales uniendo famas para generar éxitos consecutivos. Estos músicos con los que te reúnes e incluso grabas, ¿te buscan, tú los contactas, los escuchas como público primero, te los presentan?
—Como sucede en la vida, todos los encuentros se dan por acción natural. Porque un joven quiere saber algo del pasado… o porque alguien maduro quiere compartir sus experiencias… los músicos, además, se encuentran cuando uno admira cómo toca el otro.
“Quitando esta situación, no existe otra posibilidad de encuentro que no sea estar planteándose una motivación taquillera… Algunos músicos de los nuevos me han invitado a participar en algún disco. Por ejemplo Los Reyes del Falsete, que son los divinos hermanos Corley, Nica & Tomás, sumados al guitarrista Juanchy Cianfagna. Son de Adrogué y me los presentó otro músico de allí: Santiago Rial. La primera cosa que hicimos fue que cantara una parte de su tema ‘Los Niños’, y al mes siguiente figuraba en la Rolling Stone como el Mejor Tema del Año.
“Yo soy de escuchar de todo, sin prejuicios, pero hoy día existen algunas cosas que son realmente feas. Quiero seguir mi línea estética, espiritual, musical… todo esto es un viaje”.
“El peldaño que sigue no será igual sin haber pisado el anterior”
—Si algo dejaras atrás musicalmente en este septuagésimo quinto aniversario, ¿qué sería? O si algo desearas recuperar, ¿qué se te vendría con prontitud a la cabeza?
—Lógicamente que hay muchas cosas que uno podría superar en cuanto a refinamiento poético, calidad sonora, técnica musical… pero no está dentro de mis necesidades. Soy muy consciente acerca de que durante el paso por este planeta uno va tirando ideas, sorprendiéndose, equivocándose, sumándole nuevas formas a la vida, y el peldaño que sigue no será igual sin haber pisado el anterior.
“Mi actitud diaria desde siempre es de búsqueda, trabajo y lucha apasionada. Estoy muy conforme con las cosas que vengo logrando, todo lo que vengo desarrollando dentro del mundo del arte. Claro que hay tanto por hacer que nunca puedes quedarte completamente conforme. He tenido, como todos, algunas épocas bravas, llenas de incomprensión, de calumnias, envidia… todo eso que desgraciadamente pulula en los ambientes que compiten, pero siempre he tenido la fuerza espiritual de seguir adelante.
“Vivo todo el tiempo acompañado por un sentimiento de evocación. Pero no es nostalgia como algunos creen, no es añorar el recuerdo, el ayer. Es tan sólo vivir con el pasado, con la memoria, porque gracias a todo eso es que llegamos donde estamos. Todo el bagaje cultural que uno arrastra, por intuición, por predilección, por destino, luego está volcado en el arte personal que hacemos diariamente. Es como si todo el tiempo se realizaran transfusiones entre los sentimientos.
“El mundo ha cambiado hacia formatos insospechados. Mi generación, la que alguna vez pensábamos cambiar el mundo… pues no lo cambiamos, y quizá no teníamos que cambiarlo. Tan sólo habitarlo, y terminar comprendiendo que de la adversidad y las confrontaciones muchas veces surge la luz. Por supuesto que soy consciente del desorden cultural que se vive socialmente. Que todo pareciera estar únicamente motivado por el dinero, lo material.
“Pero, vamos, cuando mi inicio de adolescente, a mis 15 años, también las cosas eran así. Mucha incomprensión, mucha banalidad… sin embargo el mundo está lleno de arte conformando étnicamente una variedad extraordinaria.
“No puedo con mi genio. Creo mucho en el futuro. Y hay que llegar preparado allí”.