Artículos

Lo corpóreo: a propósito del Día Internacional de la Danza

Abril, 2023

Este sábado 29 de abril, para celebrar el Día Internacional de la Danza 2023, la Universidad Autónoma de Yucatán realiza una serie de actividades virtuales que forman parte, también, de la fiesta por los 40 años del Ballet Folklórico de dicha universidad. Una de las invitadas es la bailarina, maestra y coreógrafa Cynthia Paris, quien abordará el tema “La danza y la educación”. En el siguiente artículo, Paris aborda la enorme trascendencia que la danza puede tener en la vida de quien la practica.

El cuerpo vive, percibe, expresa, sensibiliza cada momento y espacio en el tiempo en sus distintas formas. La danza y el movimiento son origen del lenguaje y los actos comunicativos. La concientización corporal es parte de la presencia del ser y estar, asume una función social. Es un hecho primigenio que identifica a la danza como medio cultural vinculado al desarrollo histórico y a procesos creativos para el entorno.

Son múltiples las manifestaciones de la danza a partir de sus elementos conceptuales y prácticos, así como la diversidad de formas de expresarse en distintos contextos, tipos de danza y vías de comunicación. Existen las danzas de mito, rito; las sociales, culturales, cortesanas, tradicionales, terapéuticas, prehispánicas; las urbanas, populares, callejeras, académicas, clásicas, modernas, contemporáneas, folclóricas, del mundo. Hay danza en cada región, geografía, medios artísticos, comerciales y nuevas tendencias, así como la hay de distintas escuelas y técnicas formativas y de entrenamiento para la ejecución e interpretación corporal, en donde se fomenta el cuidado del cuerpo y manejo expresivo.

Hacer danza también es salud, ejercitación física constante; significa mejorar la expresión, desarrollar la psicomotricidad, agilidad, coordinación, ritmo, memoria; estimula asimismo la capacidad de concentración y atención. Hacer danza ayuda a la oxigenación, a nivel emocional, motiva y se adquiere disciplina, contribuye a una mejor colocación, alineación, elasticidad e incrementa el desarrollo de fuerza muscular; se logra control corporal en el espacio, mejora el equilibrio, aumenta la resistencia física, ayuda a la sensibilidad para trabajar con seguridad, desinhibición, proyección, creatividad; y, por si esto fuera poco, estimula la imaginación, entre tantas cosas más.

Con la danza se logra la propiocepción, manejo del pensamiento, acción, reacción, estado de alerta; maneja la energía, kinesiología, anatomía y cómo funcionan los sistemas y aparatos del cuerpo. La danza y las mecánicas corporales nos ayudan también a tener hábitos posturales y alimentarios, integrando conocimientos y habilidades para prevenir situaciones de riesgo o lesiones y fortalecer los comportamientos responsables y estilos de vida tanto para practicar la danza como para la vida misma.

Por esto y tantas cosas más celebramos —cada 29 de abril desde 1982— la danza al infinito. Habitar y habilitar el cuerpo como herramienta de trabajo expresivo permite reconocernos como individuos conscientes y expresivos por medio de las emociones a través del descubrimiento corporal. La conciencia psico-corporal se trabaja a lo largo de años de estudio y la salud física se desarrolla a través de mecánicas progresivas basadas en el razonamiento. Sólo por medio de este trabajo se logra el objetivo que hace de la danza libertad de movimiento.

El poder del cuerpo va más allá de lo que podemos imaginar, pues como seres humanos vamos creando una acumulación de experiencias, una vasta cadena de conexiones que nos conforman a nivel cultural y social, sensible y humano. Cada sensación, exploración y necesidad del decir nos permite comunicarnos desde los diversos campos y caminos que nos llevan a la percepción, emisión, recepción e impacto social.

El cuerpo, entonces, es un elemento vital: somos seres corporales, con sentido, estructura y contenido amplio en diversas capacidades, poderes varios, cuerpos con y sin fronteras, con objetivos y alcances distintos; evolución constante, naturaleza palpitante, intuitiva, con danzas generosas, reservadas, serias, divertidas, dramáticas, siempre sensibles a tantas formas de hablar con lo corpóreo.

Todos nuestros seres, nuestros cuerpos, nuestras energías están presentes en este mundo, y así, podemos encontrar el poder de la expresión de tantos movimientos que existen y hablan. Conectarnos con la naturaleza propia, capaz  de comprender otros razonamientos del cuerpo, lo que funciona o no, dependiendo de cada cuerpo, permite sentir, percibir y ampliar los rangos posibles.

Como hacedores de movimientos nos conocemos, reconocemos, observamos, respiramos, exhalamos, transmitimos, creamos, dando continuidad al manejo sensorial y corpóreo. Con la práctica, descubrimos habilidades, nuevos manejos, así como el placer y los beneficios que proporciona el hábito dancístico, dando significado a cada gesto corporal, cada palabra que pertenece a cada segmento del cuerpo responde y explica.

La Danza como una expresión artística es un reflejo de los diferentes contextos sociales y culturales que se viven en el cuerpo desde diferentes enfoques, es un referente de la existencia propia y del movimiento en un espacio y tiempo determinado. Bailamos para reir, bailamos para llorar, extrañar, gritar, suspirar, lograr, exigir, pensar, recurrir, solicitar, enamorar, relajar, crecer, entristecer, deleitar, vibrar, y así, con cada emotividad, expresar con cada género.

Gracias a lo creativo e imaginario podemos llegar a la construcción, producción y generación de tantas danzas y coreografías, siendo, éstas, parte de una respuesta a tanto querer decir. Por eso cada día, cada clase, ensayo y función es una oportunidad, un ritual del día a día. Así, al celebrar el Día Internacional de la Danza (DID), enviamos mensajes al mundo.

Este año, el comité organizador del DID ha encargado transmitir ese mensaje a la bailarina y coreógrafa Yang Liping, de China, quien cierra su intervención de manera hermosa apuntando lo siguiente:

“Hoy continuaré compartiendo nuestra cultura dancística e invito a todos los bailarines del mundo que aman la danza y que expresan sus emociones a través de ella a que bailemos unidos para transmitir nuestro amor y alabanza al cielo y a la tierra. La vida nunca termina y la danza nunca cesa”.

No olvidemos que en 1982 el Comité Internacional de la Danza de la UNESCO declaró el 29 de abril de cada año como el Día Internacional de la Danza en conmemoración del natalicio de Jean-Georges Noverre (1727-1810), importante bailarín, maestro coreógrafo, escritor, investigador y creador del ballet moderno.

Que la danza, pues, siga vibrando en nuestros corazones en cada rincón del planeta.

Related Articles

One Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button