Artículos

El incansable agitador de conciencias

No sólo fue el «Rey del calipso», la suya fue además una voz contestataria y progresista: recordamos aquí al recién fallecido Harry Belafonte.

Junio, 2023

No fue sólo el «Rey del calipso», el primer músico que consiguió vender un millón de copias de un disco y el pionero que practicó las músicas del mundo mucho antes de que el término fuera acuñado. Harry Belafonte fue, además —y sobre todo—, un activista social, un incansable agitador de conciencias. “No vine a batir récords. Tenía una misión y la misión era acabar con la opresión. Mi arma ha sido el arte, una de las armas más poderosas del mundo. No es violento y cambia mentes, corazones y almas”, dijo en una ocasión. La suya fue una voz contestataria y progresista que mostró las dinámicas de la pobreza y la segregación racial en Estados Unidos. Nacido en marzo de 1927 en Nueva York, el también actor falleció el pasado 25 de abril a los 96 años. Aquí lo recordamos.


Harry Belafonte: su poderosa voz siempre cantó por la justicia

Aram Goudsouzian


En mayo de 1963, mientras las manifestaciones por los derechos civiles sacudían la ciudad de Birmingham, Alabama, Harry Belafonte estaba en una velada en Manhattan reprendiendo al entonces fiscal general de Estados Unidos.

“Puedes pensar que estás haciendo lo suficiente”, recordó haberle dicho a Robert F. Kennedy, “pero no vives con nosotros, ni siquiera visitas nuestro dolor”.

Belafonte tuvo muchas conversaciones francas y acaloradas con Kennedy. De hecho, el cantante, actor y activista tenía una relación íntima con muchas figuras fundamentales de la era de los derechos civiles.

Fue confidente y asesor de Martin Luther King Jr. y aliado de Ahmed Sékou Touré, el presidente de Guinea. Financió a los activistas de base del Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC, por sus siglas en inglés) mientras luchaba contra las leyes segregacionistas de Jim Crow, y llevó a una delegación de estrellas de Hollywood a la célebre Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad de 1963. Junto con su mejor amigo y a veces rival, el actor Sidney Poitier, Belafonte entregó fondos a voluntarios de derechos civiles en Greenwood, Mississippi, mientras el Ku Klux Klan observaba cada uno de sus movimientos.

Belafonte, fallecido el pasado 25 de abril de 2023 a los 96 años, fue una figura única en la historia de la lucha por la libertad de los negros en Estados Unidos. Ningún otro artista se sumergió tan profundamente en el Movimiento por los Derechos Civiles; ningún otro activista ocupó un nicho en tantos niveles de la política estadounidense. Si fue una poderosa voz a favor de la justicia, fue porque aprovechó su celebridad.

Harry Belafonte en 1970. / Foto: Brazilian National Archives (Wikimedia Commons).

Una carrera extraordinaria

En el escenario, Belafonte era alguien digno de contemplar, un faro de carisma. Vestido con camisas entalladas y el pecho desnudo, atraía las miradas del público hacia los anillos de metal del cinturón que apretaba sus ajustados pantalones de seda. Belafonte rebosaba seducción. Las mujeres se desmayaban.

Y tuvo un éxito arrollador. En 1957, Belafonte vendió más discos que Frank Sinatra y Elvis Presley. Su repertorio no se parecía ni al pop clásico de Sinatra ni al rock and roll emergente de Presley.

Hijo de inmigrantes antillanos/caribeños, Belafonte inspiró una efímera moda de la música calipso gracias a éxitos como Day-O (The Banana Boat Song)” y “Jamaica Farewell”, y adaptó la música folclórica y étnica para el consumo popular: entre sus pilares figuraba Hava Nagila”, la canción de celebración judía.

También protagonizó películas de Hollywood como Bright Road (1953) y Carmen Jones (1954). Island in the Sun, estrenada en 1957, causó furor. Aunque en la película Belafonte nunca besó a Joan Fontaine, su coprotagonista blanca, la película explora el tema del romance interracial. Los censores sureños la prohibieron.

Belafonte bailaba alrededor de los tabúes de la raza y el sexo. Este negro excepcionalmente guapo seducía sobre todo al público blanco, aunque el color claro de su piel y sus rasgos faciales suavizaban esa amenaza. Como intérprete, rozaba los límites raciales sin traspasarlos.

“Harry Belafonte se encuentra en la cima de una de las carreras más notables del mundo del espectáculo estadounidense”, proclamaba la revista Time en una portada de 1959. Había recorrido un largo camino desde una infancia dividida entre Harlem y Jamaica, desde su paso por la Marina y sus inicios actorales. Para entonces ganaba unos 750.000 dólares al año, con una lucrativa residencia en el Hotel Riviera de Las Vegas.

Harry Belafonte en Carmen Jones con Dorothy Dandridge y Uptown Saturday Night con Sidney Poitier.

Activismo por los derechos civiles

Ese éxito y el estrellato conectó a Belafonte con Martin Luther King Jr. El líder de los derechos civiles lo llamó en 1956 durante el boicot a los autobuses de Montgomery. Pronto Belafonte fue parte del movimiento. Siguiendo a King, abrazó la no violencia. A medida que su amistad se fortalecía, Belafonte se dio cuenta de las cruces que cargaba King: el peso del liderazgo, el miedo a la muerte.

Belafonte compró un departamento de 21 habitaciones en West End Avenue en Manhattan. “Martin llegaría a pensar en él como su hogar lejos de su casa, quedándose con nosotros en muchos de sus viajes a Nueva York”, recordó en su libro de memorias My Song. “A veces traía a dos o tres de sus asesores más cercanos y, a mediados de los años sesenta, el departamento era una de las sedes del movimiento”. Era un lugar tanto para planificar la estrategia del movimiento como para desahogarse, para reír y para beber el Bristol Cream de Harveys.

Irónicamente, pese a ser una figura pública, gran parte de su trabajo por los derechos civiles se produjo en privado. En la década de 1960 sirvió de enlace esencial entre King y el SNCC. No sólo financió a los jóvenes activistas, sino que también escuchó sus preocupaciones, respetó sus esfuerzos organizativos y comunicó sus puntos de vista a influyentes agentes de poder.

Esa responsabilidad de hablar en nombre del movimiento llevó a Belafonte a reprender a Bobby Kennedy en mayo de 1963. Durante los primeros años de la década de 1960 expresó su frustración por el distanciamiento del fiscal general de la lucha de los activistas. Pero con el tiempo llegó a apreciar la evolución de Kennedy, cuando éste se convirtió en senador y emergió como voz de los pobres, de las minorías raciales, de “los otros Estados Unidos”.

En febrero de 1968, Belafonte fue anfitrión de The Tonight Show durante una semana y utilizó su plataforma para dar a conocer las perspectivas de los negros y poner de relieve la injusticia social. Entre sus invitados figuraban King, que estaba a punto de lanzar su Campaña de los Pobres, y Kennedy, a quien Belafonte instó a iniciar una campaña presidencial. En pocos meses, ambos fueron asesinados.

Durante más de medio siglo, Harry Belafonte continuó el legado de los sesenta, adoptando a menudo posturas provocadoras desde el margen izquierdo del espectro político. Como pocos, mezcló los mundos de la cultura y la política, entonando una canción de justicia.

[Texto publicado originalmente en inglés, en The Conversation; reproducido bajo la licencia Creative Commons.]

▪️◾▪️



Harry Belafonte: su mensaje sigue sonando

Amy Goodman y Denis Moynihan


Un gélido 15 de febrero de 2003, el legendario cantante, actor y activista Harry Belafonte se presentó ante una multitud en un escenario ubicado frente a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Ese día se estaban llevando a cabo manifestaciones en todo el mundo en contra de la inminente invasión estadounidense a Irak, en lo que se cree que fue la mayor protesta en la historia de la humanidad. Belafonte hizo entonces lo que venía haciendo desde hacía más de medio siglo: se enfrentó a los poderosos con la verdad.

“Defendemos la paz. Defendemos la verdad de lo que está en el corazón del pueblo estadounidense”.

Harry Belafonte falleció el pasado 25 de abril a los 96 años. Durante toda su vida luchó por la justicia y utilizó su fama para apoyar diversas causas y movimientos, entre ellos, el movimiento por los derechos civiles, el anticolonialismo, el antibelicismo y los nuevos movimientos por la justicia racial, como Black Lives Matter.

Harry Belafonte en el Berlin Film Festival de 2011. / Foto: Siebbi (Wikimedia Commons).

En el discurso que pronunció aquel 15 de febrero de 2003 en Nueva York, ante cientos de miles de personas que se manifestaban contra la guerra, Belafonte continuaba así:

“Nos engañaron quienes inventaron el incidente del golfo de Tonkín, una mentira que nos llevó a la guerra con Vietnam, una guerra que no podíamos ganar y que no ganamos. Se le mintió al pueblo estadounidense sobre Granada, […] sobre Nicaragua, El Salvador, Cuba y muchos otros lugares del mundo. Estamos aquí hoy para hacerles saber a esas personas que Estados Unidos es un país vasto y diverso y que nosotros formamos parte de esa gran verdad que nos define como nación. El doctor [Martin Luther] King dijo una vez que si la humanidad no pone fin a la guerra, la guerra pondrá fin a la humanidad”.

Harry Belafonte fue uno de los consejeros y confidentes más cercanos de Martin Luther King. El artista y activista conoció a King en 1956, en tiempos de la campaña de boicot al sistema de autobuses de Montgomery, una protesta contra la política de segregación racial en el sistema de transporte público de esa ciudad que se prolongó durante más de un año. El encuentro entre Belafonte y King, que inicialmente se planeó como una reunión de 20 minutos, se extendió a lo largo de cuatro horas.

En 2011, en el Festival de Cine de Sundance, Belafonte habló con Democracy Now! sobre ese encuentro: “Al final de esa reunión, supe que estaría a su servicio y que centraría mis esfuerzos en la causa del movimiento contra la segregación [racial], en el derecho al voto y en todo lo que [Martin Luther King] representaba. Aunque comprendíamos lo peligroso que sería ese viaje, no estábamos plenamente preparados para todo lo que tuvimos que enfrentar. Creo que [ese período] fue el momento más importante de mi vida”.

Harry Belafonte y Martin Luther King Jr. / Foto: PBS.

Así comenzó una amistad histórica que dio forma a la lucha contra la segregación y por la igualdad racial. Belafonte conocía a King como pocos. Le fue leal hasta el final y apoyó a King incluso cuando otros lo abandonaron debido a su enérgica oposición a la guerra de Vietnam.

En su autobiografía, titulada My Song, Belafonte rememora una conversación que mantuvo con King una semana antes de su asesinato en la ciudad de Memphis el 4 de abril de 1968. King se encontraba organizando la Campaña de los Pobres, una iniciativa que tenía como objetivo combatir de manera unificada a los tres males que identificaba en la sociedad estadounidense: el racismo, el militarismo y el materialismo. En un momento de la conversación en el que King estaba describiendo la estrategia de la campaña fue interpelado por Andrew Young, un asesor que más tarde llegaría a ser alcalde de la ciudad de Atlanta y embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.

En su libro, Belafonte recuerda así la respuesta que dio King en aquella ocasión: “Martin le contestó: ‘El problema es que vivimos en un sistema fallido. El capitalismo no permite un flujo parejo de recursos económicos. Con este sistema, unos pocos privilegiados acumulan riquezas de manera desmesurada, mientras que la mayoría de la población está condenada a sufrir algún nivel de pobreza… Así es como funciona el sistema. Y como sabemos que el sistema no va a cambiar sus reglas, vamos a tener que cambiar el sistema’”.

Si bien Martin Luther King expresaba a menudo sus críticas hacia el capitalismo, el relato que Harry Belafonte comparte en su libro evidencia la profundidad del cuestionamiento que el líder activista tenía hacia este sistema económico. Belafonte agrega al respecto: “En el fondo, Martin era un socialista y un pensador revolucionario”. Una semana después del episodio descrito por Belafonte, Martin Luther King era asesinado a tiros en el balcón del Motel Lorraine en Memphis.

Pero Harry Belafonte nunca bajó los brazos. Intensificó su lucha contra el apartheid sudafricano y contra los estragos que causaba el imperialismo estadounidense en diversos lugares del mundo. Desafió a quienes ocupaban puestos de poder, sin importar a qué partido político pertenecían, desde George W. Bush hasta Barack Obama, desde Donald Trump hasta Joe Biden.

En 2006, mientras la desastrosa guerra lanzada por el presidente George W. Bush en Irak seguía propagándose con violencia, Belafonte viajó a Venezuela y habló en un multitudinario evento junto al entonces presidente de ese país, Hugo Chávez.

“No importa lo que diga el tirano más grande del mundo, el terrorista más grande del mundo, George W. Bush. Quiero decirle [al pueblo venezolano] que no son cientos ni miles, sino millones de estadounidenses los que apoyamos su revolución, respaldamos sus ideas y les expresamos nuestra solidaridad”.

Poco después de ese discurso, a Belafonte le retiraron la invitación para hablar en el funeral de su querida amiga Coretta Scott King, al que iba a asistir el presidente Bush.

Belafonte solía compartir una anécdota de su mentor, el cantante y activista Paul Robeson, quien le aconsejó: “Haz que canten tu canción y querrán conocerte”. Harry Belafonte ahora descansa en paz, pero su mensaje sigue sonando. En forma de canción, hoy nos recuerda: mientras haya causas por defender, no podemos permitirnos descansar.

[Texto publicado originalmente en Democracy Now! en español; reproducido bajo la licencia Creative Commons — CC BY-NC-ND 3.0 US.]

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button