El pasado 8 de septiembre, el enigmático Banksy volvió a sorprender con una nueva obra. Esta vez, en su natal Inglaterra. Más específico: en una de las paredes de los Royal Courts of Justice, un edificio monumental del siglo XIX, corazón de la maquinaria judicial británica. ¿La imagen? Un juez con peluca y toga, mazo en mano, descargando el golpe sobre un manifestante en el suelo sosteniendo una pancarta salpicada de sangre. Banksy publicó una foto de la obra en Instagram, su método habitual para autenticar sus trabajos. El pie de foto decía: “Royal Courts Of Justice. London”. No hacía falta más explicación. El poder judicial golpeando a quien protesta. La obra apenas duró unas horas a la vista. Rápidamente fue borrada. Las autoridades británicas dijeron que no se trataba de censura: el edificio es patrimonio histórico y la ley obliga a preservar su superficie intacta. Sin embargo, medio planeta lo interpretó de otra forma, sobre todo tomando en cuenta que, unos días antes, casi novecientas personas habían sido arrestadas en una manifestación contra la prohibición de Palestine Action [una red británica de protesta pro-Palestina que Reino Unido ha calificado de “terrorista”]. Defend Our Juries, el grupo que organizó la protesta, afirmó en un comunicado que el mural “retrata poderosamente la brutalidad desatada” por la prohibición gubernamental. “Cuando la ley se utiliza como herramienta para aplastar las libertades civiles, no extingue la disidencia, la fortalece. Como demuestra la obra de Banksy, el Estado puede intentar arrebatarnos nuestras libertades civiles, pero somos demasiados y nuestra determinación de oponernos a la injusticia es inquebrantable”. Antes de ser borrado, hubo registro fotográfico del mural. Por lo que representa, por el momento actual, es nuestra ‘Imagen de la Semana’. Por supuesto.