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Aurora Dorada no es populismo, es sólo una organización criminal

Grecia enterró esta semana al monstruo más oscuro que alumbró la recesión: Aurora Dorada, un partido neonazi y violento que llegó a tercera fuerza parlamentaria. En un veredicto calificado unánimemente de histórico, tras cinco años y medio de juicio, la justicia dictaminó que se trata en realidad de una organización criminal, en la cual la cúpula ordenaba, las estructuras intermedias planificaban y las bases ejecutaban los ataques a inmigrantes, izquierdistas u homosexuales. El jefe y fundador de Aurora Dorada, Michalis Michaloliakos, fue declarado culpable de dirigir la banda criminal, al igual que otros seis altos cargos (y seis decenas más de integrantes). Entre ellos también estaba Giorgos Roupakiás, autor del asesinato de Pavlos Fyssas, el caso que detonó el proceso: el 18 de septiembre de 2013, Pavlos Fyssas, rapero y militante antifascista de 34 años, fue asesinado en una calle de Keratsini, barriada del cinturón obrero de Atenas, no lejos de su casa. Con el veredicto de culpable, queda claro que Aurora Dorada no es populismo, es sólo una mafia criminal. Desde la República Helénica, Guadalupe Flores Liera nos envía este recuento del caso…


El cobarde asesinato de Pavlos Fyssas, trabajador en el astillero de Pérama y compositor rapero, el 18 de septiembre de 2013, marcó la cuenta regresiva en el camino en ascenso de la organización neofascista Aurora Dorada (Xrysí Aygí o X.A. por sus iniciales en griego). Esta semana en Atenas, después de cinco años y medio de iniciado el juicio que abarcó 553 agotadoras y controvertidas sesiones, el I Tribunal Superior de Apelación de Grecia emitió un dictamen que ha sido calificado de histórico y declaró a X.A. culpable de dirigir una organización criminal.

Disfrazada de partido político, X.A. llegó a ocupar 18 escaños en el Parlamento helénico como resultado de las elecciones de 2012 y, con ello, se convirtió en la tercera fuerza electoral. Hoy, esos 18 exdiputados y dos jefes de células se cuentan entre los 63 declarados culpables de dirigir esa asociación delictiva, de comisión de actos punibles, portación de armas o encubrimiento, mientras que todavía uno de ellos conserva un escaño en el Europarlamento después de las elecciones de junio del año pasado.

Además del asesinato de Pavlos Fyssas, otros dos hechos fueron decisivos para poder llevar a X.A. ante las autoridades: las agresiones e intento de asesinato de tres pescadores egipcios el 12 de junio de 2012 y la agresión homicida a miembros del Frente Agrícola Pandemocrático de Grecia (PAME), el 12 de septiembre de 2013, ambos en la zona de Pérama, en el Ática. Existen todavía casos pendientes, como el asesinato de un inmigrante pakistaní, así como varios hechos de violencia que incluyen palizas y amenazas a sindicalistas, políticos, activistas, actores, estudiantes y, en general, todo aquel que mostrara rechazo a sus actividades, embozadas de actividades altruistas en el marco de la severa crisis económica que azota a Grecia desde 2010.

La «semilla de los vencidos de la II Guerra Mundial», como solía autonombrarse Michalis Michaloliakos, el fundador y dirigente de X.A. en 1980, fue declarado culpable de dirigir a esa organización de clara orientación neonazista que cometió todo tipo de crímenes y delitos dictados por el racismo, el odio y la intolerancia; distorsionadores de la historia, lanzaban encomios al nazismo y se declaraban nostálgicos de la dictadura de los coroneles que dirigió los destinos de los griegos entre 1967 y 1974. Hace dos años, cuando el gobierno de Syriza se encontraba en negociaciones para solucionar las diferencias con Macedonia del Norte, entonces todavía Fyrom, X.A. llamó desde el Parlamento a la ciudadanía a derribar al gobierno.

Giorgos Roupakiás, el autor material del asesinato de Fyssas, fue declarado culpable de homicidio intencional, así como de todos los cargos que se le imputaron. Aparte de Michaloliakos y Roupakiás, que en todo momento se mostraron impenitentes, cínicos y provocadores, otros 61 miembros que formaban la cúpula de X.A. fueron declarados culpables de dirigir esa organización.

Al escuchar el veredicto Magda Fyssa, la madre de Pavlos, rompió en llanto y clamó: «Pavlo, hijo mío, lo lograste», a continuación miles de personas pertenecientes a sindicatos, partidos políticos y organizaciones antifascistas, que se hallaban reunidas desde temprano en los alrededores del Tribunal, estallaron en expresiones de júbilo que simpatizantes de Aurora Dorada intentaron sabotear inútilmente.

Como afirma Tasos Tsakíroglou en la edición de hoy 7 de octubre de 2020 de Efymerida ton Syntaktón [El Periódico de los Redactores]: la gente no debe olvidar el resurgimiento del fascismo en Alemania, ni de la “supremacía blanca” de Estados Unidos, ni tampoco “que las opiniones de Aurora Dorada se encuentran incorporadas ya en una fracción del sistema político, desde Nea Dimokratía [Nueva Democracia] hasta Ellinikí Lysi [Solución Helénica], así como en una parte del conglomerado electoral, algo que significa que no hay que bajar la guardia”.

Quedan solamente pendientes los grados de condena que los 63 declarados culpables de conformar una organización delictiva encubierta habrán de cumplir.

Pavlos Fyssas. / Foto de John D. Carnessiotis. (Wikimedia Commons)

Pavlos Fyssas: El músico que exacerbó a las fieras

En octubre de 2013, escribí esto para la revista 451efe; lo transcribo, sobre todo para contextualizar y subrayar la importancia del veredicto:

El asesinato de un joven rapero en Grecia por miembros del partido neonazi Aurora Dorada (Xrysí Aygí o X.A. por sus iniciales en griego) es sin duda uno de los episodios más graves que ha producido la crisis económica y social por la que atraviesa este país.

Pavlos Fyssas no murió durante una reyerta producto de la mala hora. El cantante de 34 años, él mismo declarado antifascista y antirracista, se había convertido en sujeto molesto para esa agrupación nazista que, a todas luces, sólo esperaba el momento adecuado para eliminarlo.

La noche del martes 17 de septiembre, Fyssas se encontraba en compañía de varios amigos en una cafetería del barrio de Keratsini, al oeste de Atenas, en las proximidades del puerto del Pireo, siguiendo un partido de futbol por televisión. Dos miembros destacados de la sección local de Aurora Dorada, quienes intercambiaron con el grupo miradas de irritación y frases agresivas, pusieron en marcha el plan que las primeras averiguaciones de la policía han puesto al descubierto.

Una llamada telefónica al jefe local bastó para que, de inmediato, el partido de filiación neofascista pusiera en práctica los métodos que caracterizan la forma paramilitar en que labora esta organización de larga tradición paragubernamental.

A la misma hora, su ejecutor, Giorgos Roupakiás, de 45 años, miembro destacado de la sección local de X.A., se encontraba en su casa siguiendo por televisión el mismo partido en compañía de su esposa. Apenas recibió la llamada correspondiente, se marchó de inmediato.

Al salir Fyssas de la cafetería, poco después de la medianoche, se encontró con que un grupo de treinta a cuarenta personas, vestidos con las camisetas negras características de X.A. y pantalones de camuflaje, en actitud provocativa, lo estaba esperando. Se trataba de un escuadrón de ataque por sorpresa en misión especial. Los improperios estuvieron acompañados de empujones y golpes. Fyssas se vio pronto aislado de sus compañeros y acorralado. Un auto se detuvo ante él, del vehículo descendió Roupakiás quien, sin mediar palabra, asestó con saña directamente al corazón de Pavlos Fyssas dos puñaladas “profesionales”, como las calificó el médico forense que examinó el cuerpo. Antes de morir, Fyssas pudo aún señalar con el dedo a su asesino.

Roupakiás, asimismo vestido con la camiseta característica de los miembros de X.A., fue de inmediato detenido por la policía que acudió al lugar.

Aunque el partido neonazi X.A. —al que pertenece el autor de los hechos— se apresuró a desmentir toda relación con él, muy pronto varios periódicos, sobre todo Ethnos [La Nación], publicaron material gráfico que prueba la larga e intensa relación del ejecutor con esta organización, convertida en partido político y con presencia en el Parlamento griego.

De organización marginal, X.A. se convirtió hace varios años en partido político. Sin embargo, durante dos décadas prácticamente no vio incrementado el apoyo que recibía de alrededor del 1% de los votantes. La ruda crisis económica que azota al país, sobre todo los últimos seis años, sirvió de abono para que este partido neonazi alcanzara en las últimas elecciones de junio de 2012 el 7% de los votos y con ello 18 de los 300 escaños que forman el Parlamento Helénico. Este hecho insólito destapó la caja de Pandora del extremismo ultraderechista.

El desempleo y los despidos masivos; la falta de oportunidades para el desarrollo personal y profesional; el crecimiento incontrolado de la inmigración, sobre todo de origen africano y árabe; la escasez y la precariedad de los servicios sociales; el hambre que ha provocado la política de austeridad producto del sometimiento de Grecia a la vigilancia del Fondo Monetario Internacional y, por ende, su sumisión a la “troika” que completan el Consejo Europeo y el Banco Central Europeo; el exacerbado discurso demagógico de los gobiernos en turno, que convierte en contrincantes a los diferentes sectores de la sociedad, sobre todo a la clase trabajadora estatal, donde cada asalariado es señalado como culpable de la crisis económica, fueron el material que contribuyó a enriquecer las listas de votantes de este partido, supuestamente antisistema y contrario a las decisiones de la cúpula gubernamental y, en concreto, del partido de derechas que gobierna hoy a Grecia.

En todos los acontecimientos masivos que han derivado en enfrentamientos violentos los miembros de X.A. han estado presentes y han sido en la mayoría de las ocasiones el detonador de esa violencia. Luego de haber insuflado por años las conductas racistas y haber adoptado iniciativas agresivas para atemorizar y alejar a los inmigrantes, sobre todo a los indocumentados, de los barrios donde X.A. tiene sus sedes principales, no tardaron en convertir a los simpatizantes de los partidos de izquierda en los objetivos principales de sus acometidas. Sus amenazas no se limitan a las palabras: periodistas, políticos, profesores, catedráticos, sindicalistas, activistas, estudiantes y, en general, toda persona que pertenece explícitamente a la izquierda, son considerados enemigos no a vencer en la palestra del diálogo político, sino a eliminar físicamente, como si de enemigos peligrosos de la nación helénica se tratara. Y a los hechos se remiten.

Todo espíritu crítico contra ellos, sobre todo de las actividades e ideología de X.A., es considerado un enemigo. Era el caso del talentoso e indómito Pavlos Fyssas.

El nombre de Pavlos Fyssas se convirtió en sinónimo de lucha social y justicia.

“El mundo se ha convertido en una enorme cárcel”

Fyssas nació en Atenas en 1979. A los 19 años, comenzó a trabajar junto con su padre en el astillero de Pérama. Al mismo tiempo, componía canciones. Conoció a los miembros de la compañía de música low bap Freestyle Productions, con la cual grabó discos y participó en varias producciones grupales. Al separarse de la compañía adoptó el nombre artístico Killah P, que, como explicó él mismo, significa en traducción libre “el que mata el pasado”. Era un salto en su evolución, el descubrimiento de su propia voz como artista.

El compositor y cantante, miembro activo del escenario rap desde 1997, era ampliamente conocido por sus actuaciones en vivo, participaba en festivales al aire libre en toda Grecia, generalmente en presentaciones al lado de otros grupos o acompañando a cantantes renombrados, aunque básicamente su obra se difundía en la Red.

Sus canciones hacen referencia a la actualidad y a la problemática general, a las repercusiones de la crisis económica en la ruptura del tejido social, así como el desequilibrio de la vida diaria y la insolidaridad que destroza el espíritu colectivo. Sus canciones surgían de la experiencia y de la observación, acumulaba incansablemente en su alma todo lo que veía y el resultado eran canciones quintaesenciadas cuyas letras se quedaban en la mente de quienes las escuchaban. Claras, tajantes, bellas y profundas palabras que sacuden y llaman a permanecer alerta, a vencer el miedo y a luchar por conservar vivos los sueños que la sociedad envilecida mata.

Fyssas reivindicaba continuamente su espíritu antifascista y su solidaridad con todos los movimientos sociales. El asesinato del adolescente Alexis Grigorópoulos por un policía desaforado en diciembre de 2008, el de Carlo Giuliani en Génova en 2001 por la antiglobalización, las actuaciones violentas de X.A., su preocupación por la radicalización del discurso político que genera más violencia, la falta de perspectivas de la juventud de su país estaban entre sus temas.

“El mundo se ha convertido en una enorme cárcel”, dice una de sus canciones más conocidas, “pero no dejaré que me roben mis sueños. / A los que traicionaron con cuchilladas por la espalda / quiero que sepan / que no voy a llorar…” O “He visto un mundo cayéndose ante mis ojos, / niños que mueren envueltos en sangre / y que ha sido por mi bien, me dicen que ésta es la razón […] No soy un ciudadano al que se da por hecho / pienso, existo, tengo personalidad / si no me respetas / entonces me tendrás miedo”. 

Palabras como éstas le picaron la cresta a la fiera que la crisis griega contribuye a cebar.

Grecia, octubre de 2020.

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