Relatario

Noemán, el arca y Nomberguán


El vozarrón del Altísimo Nomberguán atronó los aires con tal intensidad que Noemán sintió un estremecimiento oscuro. Por poco se caga. Incapaz de sofocar la temblorina, hubo de dar crédito a sus sentidos: ni el horno estaba para bollos, ni Aquel se prestaría a bajar la temperatura, ni sería fácil que amainara su divina exasperación.

—Haz saber a tus tres hijos y a sus respectivas mujeres —ordenó a Noemán hecho una verdadera furia— que disfrutarán de una especie de crucero con 40 días de duración mientras Yo ajusto cuentas con la más fallida de mis creaciones: la y el humanidad. En verdad te digo que todos y todas serán borrados de la faz de la tierra sin piedad, sin hornos crematorios y sin derecho de réplica. Incluso quienes sean capaces de trepar a la copa del árbol de Daniel, desde donde alcanzan a verse los confines de esta planicie que habremos de devastar, terminarán pronunciando el glugluglú definitivo.

—Señor, ¿esto incluye a hebreos, asirios y babilonios? ¿También a quienes desconoces o ignoras: celtas de ambos sexos, hunos y hunas, vikingos y vikingas, seminolas y seminolos, apaches y apachas, nahoas y nahuos, olmecas y olmecos, mayas y mayos, incas e incos, chinos y chinas, japoneses y niponas, coreanos, australianos, maoríes, etcétera?

—Ahórrate enumeraciones de pueblos raros y no elegidos, porque, siendo todos idólatras y paganos, con mayor razón irán al sumidero. Más aún: como te conozco de sobra y sé que vas a seguir abogando por todo tipo de gentuza aficionada a alimentos impuros y tocamientos deshonestos, de una vez te digo que voy a eliminar el catálogo completo de criaturas amparadas por el cielo: protistas, móneras, hongos, plantas, corales, insectos, peces, reptiles, mamíferos. Y aquí no hay alegorías que valgan. Sólo se salvarán 3 000 000 de machos, uno por especie, más sus hembras ya formadas (porque a estas alturas del partido me es imposible modelar 3 000 000 de costillas). Ellos y ellas serán los únicos sobrevivientes en todo el mundo. One more time: en todo el mundo. Huelga decir que antes de emprender la travesía habrás de reunir suficientes alimentos y agua a discreción.

—¿Pero, Señor, qué culpa tienen los niños, los dolos, los potros y los pingüinitos, qué pecados han cometido las caléndulas, las rosas y los corales? ¿No sería mejor eliminar a las bacterias patógenas, a las amibas… y a todas esas sabandijas que creaste no sé si por error o por joder? Al menos deshazte de la Yersinia pestis, la plaga que habrá de matar a un tercio de los europeos del siglo XIV… o del causante de la malaria… o del mosco que la transmite.

—Ni hablar del peluquín. Y no olvides que tus hijos y sus mujeres serán la semilla del hombre nuevo… no, corrijo, mejor digamos que de la nueva humanidad, porque luego vendrán los marxistas a marearnos con el famoso rollo hasta la saciedad y el estragamiento, lo cual puede ser contraproducente, sobre todo porque ese hombre inédito será de risa loca, procura vivir 4 000 años más y lo verás con tus propios ojos.

—Entonces, el hombre nue… digo, en la nueva humanidad ¿ya no campearán lacras como maldad, protervia, lascivia, crueldad, avaricia, usura, promiscuidad, traición…?

So help me myself.

—¡Guao, entonces sí vale la pena la Mano Dura!

—Deja de ladrar como perro y dime: ¿estás consciente del poder ejemplarizador de una matanza como la que me traigo entre manos, de que la nueva humanidad tendrá muy presente que los antediluvianos fueron ajusticiados por andar de malandrines y cochinotes?

—Bueno, bueno, ya te digo que siendo así…

—Me alegra verte entrar en razón. Por supuesto que así será, de modo que no te atrevas a desafiar mis Órdenes ni critiques a mis engendros, ¿o es que pretendes renunciar a mi dulce Compañía?

—No, no, está bien, tus deseos son órdenes, pero me parece a mí que un arca  capaz de albergar a tantas parejas y sus alimentos tendrá que pesar… mira, así a botepronto, pesará cerca de 2 250 000 toneladas y contará con 180 kilómetros de eslora por 60 kilómetros de manga. Serán necesarias 1 800 000 toneladas de ciprés de segunda y 450 000 de primera, 280 toneladas de clavos, 19 000 barriles de alquitrán, 100 toneladas de cuerda para usos varios, 2 toneladas de amarras, 80 000 pernos de roble, 900 grúas, 1 500 sacos de masilla marina, tanques de agua potable para 240 000 000 de litros o al menos una planta potabilizadora… ah, y un astillero de 190 kilómetros de largo por 61 de ancho, 1000 cazadores amigables y desarmados, 600 veterinarios, 500 ingenieros agrónomos, macetas, macetones, abono…

—¡Basta de cháchara!, ponte a trabajar, y ten presente que quizá la encomienda te tome 40 años, pero te garantizo que la maldad y la cochinotería saldrán para siempre del círculo de la tierra. Ah, y los condenados deben perder toda esperanza, porque al cordelote encargado de sujetar al mundo le pondré grasa aeroShell del seis para imposibilitar el escape. ¡Ja, ja, ja!

Moraleja: No emprendas obras titánicas sin estudios de factibilidad y prospecciones más o menos serias.

Publicado originalmente en la revista impresa La Digna Metáfora, febrero de 2019.

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